La pandemia de coronavirus no ha afectado solamente a las personas que han sufrido esta enfermedad. También se ha llevado por delante a muchas otras que, con los hospitales llenos, no pudieron ser tratadas de otras patologías.
Durante los últimos meses hemos conocido muchos casos de pacientes con tumores o cáncer que fueron diagnosticados tarde, muy tarde. Una de ellas fue Olatz Vázquez, una periodista y fotógrafa española de 27 años.
Nacida en 1994 y en Vizcaya, Olatz comenzó a sentirse mal a principios del 2019, pero los médicos no encontraban nada grave. Estrés, ansiedad o una enfermedad pélvica inflamatoria eran algunos de los diagnósticos que le dieron. Según ha explicado en exclusiva para 'El Periódico', en abril del año pasado tenían que hacerle una endoscopia, pero se la retrasaron.
El médico le aseguró que podía estar tranquila porque no tendría nada grave, pero dos meses después, en junio, llegó el jarro de agua fría. Olatz tiene un adenocarcinoma en estadio cuatro con metástasis en zona abdominal. Es decir, un tumor maligno en el estómago que no se puede operar.
El tumor es grande y avanzado y ya ha hecho metástasis también en los ovarios. Después de 17 ciclos de quimioterapia que no funcionaron, los médicos de Vizcaya dieron su caso por perdido. Le ofrecieron tratamientos paliativos, pero Olatz no se rindió y se trasladó para ser tratada en el Vall d'Hebron de Barcelona.
Allí está recibiendo un tratamiento experimental en fase uno, aunque lleva solamente una semana y todavía es pronto para saber si está funcionando. Con 27 años y una enfermedad tan complicada, la periodista no tira la toalla y tiene esperanzas. Aun así, admite que «su futuro es hoy», sobre todo cuando alguien le pregunta qué hará este verano.
Utiliza las redes sociales para normalizar el cáncer
El caso de Olatz se hizo popular en las redes sociales cuando contó una experiencia que le pasó por la calle. La primera vez que salió sin peluca ni pañuelo, una madre dijo: «Mira, ¿a que está guapísima?». La hija respondió: «Ah, pues sí», y Olatz quedó prendada de su reacción.
La periodista se hizo popular por esa historia, así que quiso aprovechar para normalizar el cáncer y hablar del tema sin miedo y sin «tapujos». En esta red social fue donde confesó que le habían diagnosticado tarde el cáncer y lo que eso pudo suponer para ella.
Ella «rogó» durante todo el confinamiento que le hicieran la endoscopia, pero el médico insistía en que no tendría nada. Como mucho «una gastritis o una celiaquía». Cuando por fin se hizo la prueba, no podía creerse las palabras del doctor.
La periodista lamenta que la pandemia hizo que se diagnosticaran un 21% menos de casos de cáncer, sobre todo en la primera ola. La gente no podía ir a los hospitales, así que se retrasaron las pruebas. Finalmente, muchas personas recibieron diagnósticos tardíos que complicaron su situación.
«No sé cuánto se disparó la enfermedad en esos dos meses, pero creo que, sin este retraso, todo hubiera sido un poquitín más fácil», explica. El diagnóstico le cambió la vida «en un segundo», pero también aprendió relativizar los problemas y a vivir el momento. Y, sobre todo, le ha quitado «el miedo a morir, y eso ya es ganar», explica en la entrevista para 'El Periódico'.
La joven periodista ha compartido su proceso con todos sus seguidores, que han ido aumentando en los últimos meses. Su faceta de fotógrafa le ha servido para inmortalizar su proceso, sus cambios y el día a día de su enfermedad.
Junto a ella está Urko, su pareja y su apoyo incondicional, que la ha acompañado en todo momento. Además, tiene a sus padres, aunque reconoce que ha perdido a gente por el camino. Gente que quizás no sabía cómo acompañarla y prefirió dejarla.