La pandemia que ha asolado a todo el planeta ha tenido consecuencias trágicas que van más allá de los propios efectos diarios del Covid-19. Enfermos con otras patologías han visto cómo sus tratamientos se posponían e incluso llegaban tarde.
Este es precisamente el caso de Eva Williams. La pequeña de 10 años tenía que viajar de Reino Unido a Estados Unidos para someterse a un tratamiento experimental, pero el viaje tuvo que retrasarse debido a las restricciones de la pandemia. Cuando se pudo hacer, ya era demasiado tarde para ella.
La pequeña tendría que haber viajado de Reino Unido a Nueva York para someterse a un tratamiento experimental, su única vía para superar la enfermedad que padecía, un tumor cerebral. Su familia tenía todo preparado y habían recaudado más de 334.000 euros para invertirlos en la salud de su pequeña. Sin embargo, no pudieron viajar a tiempo, según informa el diario 'Metro'.
Los primeros síntomas de la pequeña comenzaron en 2019. Fue entonces cuando sintió episodios de visión borrosa y mareos. Tras varias pruebas le detectaron un glioma pontino intrínseco difuso, es decir, un tumor poco frecuente que crece rápido en las células gliales del cerebro.
Pasaron meses hasta que la pequeña pudo desplazarse a Estados Unidos, pero cuando por fin lo logró ya era demasiado tarde. El tumor de Eva Williams había crecido mucho y el tratamiento experimental ya no servía.
En las últimas semanas su estado lamentablemente empeoró. La niña dejó de comer y ni siquiera podía hablar. Desgraciadamente, falleció la semana pasada.
Víctimas de la pandemia sin Covid-19
Tristemente el caso de Eva Williams no es algo aislado. Son muchas las personas que han visto cómo la pandemia ha perjudicado gravemente a su estado de salud.
Olatz Vázquez es una de las afectadas por la desatención que ha predominado en los centros sanitarios desde que llegase este coronavirus a España. Estos han centrado todos sus esfuerzos en superar esta pandemia y muchas otras afecciones importantes se han visto relegadas a un segundo plano como la suya.
Esta joven española saltó a los titulares hace unos meses tras publicar un hilo en Twitter contando su trágica historia. A esta vasca de 26 años le diagnosticaron cáncer gástrico con metástasis abdominal en estadio IV tarde por culpa del Covid-19.
Aunque ella puede contarlo, hay quienes no han podido hacerle frente a su enfermedad por culpa de la pandemia en España.
Lidia González es otra de las víctimas de esta situación, aunque con un final más triste. La joven de 22 años falleció el pasado 12 de julio a causa de un tumor cerebral, mientras esperaba los resultados de unas pruebas que llegaron demasiado tarde.
Si este diagnóstico ya de por sí solo resulta demoledor, en tiempos de pandemia todavía es más duro. De hecho, tras ser intervenida de urgencia en el Hospital Clínico de Valladolid, se envió a León la biopsia del tumor que le habían extirpado a la paciente para tener más datos cuanto antes.
Estos resultados eran de vital importancia en el caso de Lidia González, ya que sin ellos los médicos de Burgos no podían aplicarle un tratamiento efectivo a la joven. Cuando por fin llegaron ya era demasiado tarde. Lamentablemente, Lidia González había fallecido.
«Mi hija se podía haber muerto del tumor, pero si le hubieran dado un tratamiento habría tenido la opción de luchar por algo», se lamentaba hace unos meses la madre de esta joven. «No hemos tenido derecho ni una opción a luchar por nada», añadía.
Lo cierto es que la saturación de centros sanitarios y hospitales por culpa del Covid-19 la han pagado, en gran medida, quienes más necesitados estaban y menos culpa tenían.