Con el paso de las horas, el estupor por el asesinato de un niño a manos de su padre en Sueca (Valencia) está dando paso a la indignación. Antonio, de 48 años, mató a su hijo Jordi, de 11, aprovechando el régimen de visitas. Sin embargo, tenía una orden de su mujer por malos tratos.
Según ha aclarado el Tribunal Superior de Justicia, la justicia suspendió el régimen de visitas del padre en agosto de 2021. Sin embargo, un mes más tarde otro juzgado dio luz verde a la custodia compartida contemplada en la demanda de divorcio. Al parecer, todo parte de un error de coordinación.
El juez que concedió la custodia compartida no conocía la existencia de un procedimiento penal por malos tratos. Tampoco sabía que un juzgado había suspendido el régimen de visitas al padre un mes antes. Estos errores, y un posible exceso de confianza, acabaron en tragedia este pasado fin de semana.
Las decisiones judiciales
Según ha explicado la propia familia, la madre de Jordi llevaba tiempo siendo víctima de malos tratos por parte de su marido. En julio, los dos presentaron una demanda de divorcio de mutuo acuerdo en el juzgado de instrucción número 5 de Sueca. La justicia estableció la custodia compartida del niño.
Un mes después y convencida por su familia, la madre del niño presentó una denuncia por malos tratos contra su marido. El juzgado de instrucción número 4 de Sueca celebró un juicio rápido y condenó a Antonio por violencia de género. Entre las medidas cautelares se decretó una orden de alejamiento de su exmujer.
La sentencia con fecha del 12 de agosto fue aceptada por las partes y concedió la custodia del menor a la madre. Según el fallo, se suspendía cualquier régimen de visitas del padre y se le obligaba a pasarle una pensión de 200 euros. En septiembre, los dos volvieron al juzgado para ratificar el divorcio del mes de julio.
Un error de coordinación
Es entonces cuando se produce el error de coordinación, porque el juez que corroboró esa sentencia desconocía lo anterior. Nadie, ni la parte interesada ni los órganos de justicia informaron al juez de lo que había ocurrido un mes antes. Por eso ratificó el régimen de visitas tal y como se había acordado.
Muere una mujer de 47 años a manos de su ex pareja
El error de coordinación entre los juzgados impidió que el juez anulara el régimen de visitas a tenor de lo que había sucedido. Eso permitió a Antonio seguir viendo a su hijo a pesar de haber sido procesado por malos tratos. El padre hizo creer al entorno que nunca le haría daño al niño y nadie vio a venir la tragedia.
Según explicó la propia familia, Antonio nunca mostró un carácter violento hacia el niño y a Jordi le gustaba pasar tiempo con su padre. Además, como todos los maltratadores manipuló a su exmujer para que pensara que era una buena persona. Y aprovechó su situación para perpetrar su venganza.
Insistía mucho en ver al niño
El pasado viernes Jordi cumplió 11 años, y Antonio había pedido pasar unas horas con su hijo para celebrarlo. La familia del menor ha confirmado que llevaba días insistiendo en ver a su hijo, pero que nadie imaginó lo que planeaba. Fue el domingo cuando la madre temió lo peor al ver que no contestaba.
La Guardia Civil encontró al niño muerto dentro del inmueble, con heridas de arma blanca. Antonio se encuentra detenido como presunto autor de la muerte de su hijo, y ahora todos se preguntan si podría haberse evitado. Lo que está claro es que en torno a esta tragedia hay una sucesión de errores.
Jordi es la primera víctima menor de edad de la violencia de género en España este 2022. Es, además, la primera víctima de este año de la violencia vicaria, la forma más cruel que existe de violencia de género. En ella los progenitores hacen daño a sus hijos para castigar a sus parejas o exparejas.