Los diferentes investigadores de la Guardia Civil siguen trabajando sin descanso para recrear que pasó en las últimas horas antes de la desaparición de Tomás Gimeno y sus dos hijas, Anna y Olivia. El objetivo es saber con detalles como fueron esos últimos momentos antes de que se esfumaran los tres, pues los agentes creen que puede acabar siendo una pista muy importante para dar con su paradero.
De los pocos datos que se han sabido en este sentido, es que Tomás estuvo jugando con sus hijas en el jardín de su casa, pocas horas antes de desaparecer, según explicaban algunos vecinos. Pero todavía quedan algunos espacios en el tiempo por cubrir y en eso ellos donde la Guardia Civil cree que puede estar la clave que pueda llevar a resolver el caso.
Mientras este martes se ha dado a conocer una información que al menos da un aire de esperanza a la madre de las niñas, que hoy compartía un vídeo pidiendo ayuda para encontrarlas. Y es que el laboratorio de criminalística ya ha determinado a quién pertenece la sangre encontrada en la barca, propiedad de Tomás, encontrada a la deriva frente a un puerto deportivo de Tenerife y se ha confirmado que la sangre es del propio padre de las niñas y que incluso está sería de bastantes días antes a la desaparición.
Pero como decíamos, la investigación se centra ahora mismo en dos puntos. Por un lado en el océano atlántico, donde se encontró la barca a la que Tomás subió con varios bultos y maletas, y por otro en la propia casa del desaparecido, donde ayer se llevaba un nuevo registro en busca de algún indicio o de reto biológico.
La Guardia Civil trata de secuenciar la tarde de la desaparición, incluidas las 2 horas en que Tomás estuvo solo
Para los agentes que están trabajando en la investigación, puede ser clave para encontrar a las niñas saber que pasó exactamente durante las últimas horas antes de su desaparición. El objetivo es saber que ocurrió entre que Tomás las recogió en la casa de Beatriz, la madre, y esta presentó la denuncia por su desaparición al día siguiente.
El pasado martes, Tomás fue a buscar y se quedó con sus hijas desde las cinco de la tarde. En ese momento se la llevo a casa de sus padres, donde pasaron juntos las siguientes horas. En principio, estuvieron los tres en ese domicilio hasta las siete y media de la tarde. Durante ese tiempo, habló varias veces por teléfono con la madre de sus hijas.
Pero es a partir de esas horas, cuando empieza un período de tiempo de dos horas del que no se sabe con detalle que hizo Tomás ni sus hijas. A las 19.30 abandona y se dirige a su chalé en la población de Candelaria. Él se sabe que lo abandonó en algún momento, pues fue captado más tarde por unas cámaras de seguridad de la Marina de Santa Cruz de Tenerife, pero ahí se pierde toda pista segura sobre sus hijas.
No es hasta las 21.30 que las cámaras le ven llegar en coche al puerto, sin sus hijas, y descargar unos bultos en su embarcación. Son las dos horas que van de las 19.30 a las 21.30 las que centran parte de la investigación. Se está triangulando su móvil para tratar de averiguar donde pudo estar. Sobre las nueve de la noche, hora en que tendría que haber devuelto a sus hijas, llama a Beatriz y les dice que están cenando y que las llevará más tarde. Aunque en llamadas posteriores, primero le dijo que no las volvería a ver y después la tranquilizó
Tras echarse al mar algo antes de las 22, Tomás volvió de alta mar a las 23.30. Compró después un cargador de móvil y tabaco en una gasolinera. Después de pedirle al vigilante de seguridad hacer una breve carga del teléfono, se volvió a echar al mar y ya no se le volvió a ver.
Durante la noche y la madrugada estuvo enviando mensajes de despedida a amigos y familiares. A la 01.30, hizo la última llamada a Beatriz diciendo que sus hijas dormirían en su casa y que las vería por la mañana. Pero los familiares le comunicaron después los mensajes que habían recibido y denunció la desaparición a las 6 de la mañana del miércoles.