Giro radical del caso del crimen de Meco tres años después. Un preso toxicómano llamado Alberto ha confesado ser el autor material del asesinato de Míriam Pulido Vallejo, ocurrido el 16 de enero de 2019 en Meco (Madrid). Hasta ahora, todas las sospechas señalaban a Sergio, compañero de piso de la víctima y novio de su mejor amiga.
La policía presentó varias pruebas que incriminaban a Sergio, como la presencia de su ADN en la ropa de la víctima. Pero la defensa argumentó que se trataba de algo circunstancial y la justicia le dio la razón, dejando en libertad al joven. Sin embargo, la policía seguía considerándole el principal sospechoso de la muerte de Míriam.
En los últimos días el caso ha dado un giro radical y la jueza de instrucción ha ordenado imputar a otra persona en calidad de investigado. Se trata de Alberto, un reo toxicómano que habría confesado el crimen a sus terapeutas. El diario ABC ha desvelado los mensajes en los que esta persona confiesa ser el asesino.
'La maté. 68 puñaladas'
Alberto tiene 29 años y se encuentra en prisión con un largo historial delictivo por violencia de género, apuñalamiento, amenazas y agresiones. Tuvo dos brotes psicóticos, en uno de los cuales estrelló el coche contra una casa de Azuqueca de Henares (Guadalajara). Su adicción a las drogas empeora aún más su estado mental.
Fue durante uno de sus ingresos en un centro de ayuda a drogodependientes cuando confesó los hechos. El 29 de diciembre de 2020 envió una carta por WhatsApp al director del centro y dos monitores. “No puedo más, esté tormento no me deja dormir”, decía, y daba información concreta de los hechos en cuestión.
“La maté, 68 puñaladas, no sé por qué lo hice”, aseguró en su carta de confesión. El preso habría confesado después de conocer a Sergio en el módulo de ingreso de Alcalá-Meco. Los dos hicieron buenas migas porque son del mismo pueblo, Azuqueca, y la complicidad llevó al intercambio de confesiones.
El origen de la confesión
Estando en prisión provisional, Sergio le contó a Alberto que le acusaban del asesinato de Míriam. Le explicó que la víctima era amiga de su novia Celia, y que compartían piso con ella desde hacía dos meses en Villanueva de la Torre. La joven de 25 años murió asesinada en un descampado de Meco, apenas unos metros de su casa.
Sergio se mostró muy afectado porque, según le dijo a Alberto, se estaba “comiendo el marrón” injustamente. Según manifiesta Alberto, fue entonces cuando le asaltó el sentimiento de culpa porque el autor del crimen era él y no Sergio. Y aprovechó un ingreso en el centro para lanzar la confesión a sus terapeutas.
El director y los monitores lo pusieron en conocimiento de la Guardia Civil, que inicialmente no dieron veracidad a la confesión. Sin embargo, la investigación ha revelado que el móvil de Alberto le sitúan en el lugar de los hechos. A las 20:26 horas estaba en Azuqueca, a las 20:51 en Meco, y a las 21:31, de nuevo, en Azuqueca.
Desconfían de la confesión
Míriam fue asesinada entre las 20:40 y las 20:51, motivo por el cual el posicionamiento del móvil de Alberto llama poderosamente la atención. Además, cerca del descampado hay un lugar donde se vende y se compra heroína. Lo cual ofrece una explicación: Alberto podría haber acudido allí para comprar droga, y se topó con la víctima.
Alberto era un habitual de la Cañada Real, un punto de venta de droga al que solía acudir para comprar su dosis. Después de la confesión, Alberto cambió de número de teléfono y esto también resulta sospechoso para los investigadores. Pero hay otros puntos en los que la confesión ofrece demasiadas dudas.
Según la Guardia Civil, Sergio y Alberto nunca coincidieron en prisión como él manifiesta. Y además, los agentes desconfían de su tardanza en la confesión. De momento, la jueza de instrucción ha ordenado realizar una prueba de ADN para contrastarla con los restos hallados en el cuerpo de la víctima.
Mensajes de WhatsApp
“No sabes lo que he hecho, no tenéis ni idea, te dije una vez que no podía dormir por las noches”, así empieza La confesión de Alberto. “La maté, no sé por qué, lo hice, esta es mi condena, no sé por qué estoy tan enfermo”, sigue. El autor asegura haber asestado 68 puñaladas a la joven asesinada en Meco.
Se trata de cuatro mensajes de WhatsApp enviados el 29 de diciembre de 2020 a las 02:30 de la madrugada. Hizo su confesión durante un ingreso voluntario en el centro Remar de ayuda a drogodependientes. El autor se encuentra en prisión desde el pasado 4 de enero por otros hechos.
Antes de abandonar la terapia habló con algunos de sus monitores sobre algo que le atormentaba, y dio un nombre que hizo saltar todas las alarmas. “¿Quieres hacer algo bueno por mi? Nunca duermo, nunca sé por qué, pero me voy a comer todo. Llama a la Policía. Mira el nombre: Míriam Vallejo”. Fue uno de los WhatsApp en los que se autoinculpaba.