La policía sigue trabajando intensamente en la investigación del crimen de Johana Andrea Aguilar, la mujer de 41 años estrangulada en Burriana, Castellón. Saben que los primeros días son clave para descubrir pruebas y estrechar el cerco al asesino, y quieren resolverlo cuanto antes para acabar con la alarma social desatada tras el caso.
El asesinato de Johana puede ser una pieza más del rompecabezas que incluye tres muertes más: las de Alicia Valera, Florina Gogos y Olga Pardo. La policía se niega a hablar de un asesino en serie, pero las cuatro fueron estranguladas y lanzadas a una acequia en un radio de 250 kilómetros, en la Comunidad Valenciana.
De momento, el caso de Johana, la última mujer fallecida en circunstancias parecidas en el mismo lugar de España, ha ofrecido nuevas pistas. El asesino preparó el escenario del hallazgo del cadáver para que pareciera una muerte natural. Pero cometió un error de bulto, que ha permitido a la policía abrir una vía de investigación.
El cuerpo de Johan Andrea Aguilar, una colombiana de 41 años que llevaba veinte viviendo en España, fue encontrado en el Camino Viejo de la Mar, una zona apartada cerca de Burriana. El Grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Castellón tiene claro que quién la mató colocó el cuerpo allí para que alguien la encontrara y pensaran que había muerto por causas naturales.
Casi lo consigue, porque Johana ya había sido atendida varias veces por intento de suicidio en su domicilio. Cuando la policía recibió el aviso y encontró el cadáver de la mujer, pensó que podría haber sido un suicidio, o incluso una muerte natural. Su cuerpo estaba boca abajo sobre un charco, ya que esa mañana y la noche anterior había llovido. Llevaba un chubasquero cuya capucha le cubría la cabeza, que reposaba sobre su antebrazo.
La posición del cuerpo hacía pensar que la víctima se había desplomado accidentalmente. El asesino había colocado las extremidades inferiores y superiores con cuidado, para hacer creer que había caído de repente. Podría haber escondido el cuerpo, pero no lo hizo. Quería que lo encontraran, y lo dejó a medio metro de una acequia y de un campo de naranjos donde fue descubierto rápidamente por un paseante.
El error del asesino de Johana
Sin embargo, el asesino cometió un error clamoroso al olvidar quitar de su cuello los leggins que utilizó para estrangular a la víctima. Eran las medias negras de la propia víctima, que los forenses encontraron al abrir el chubasquero para realizar la autopsia. Al toparse con las mallas establecieron la asfixia como posible causa de la muerte, que luego confirmó el examen post-mortem con las infiltraciones en los tejidos.
Según la autopsia, realizada el día después del hallazgo del cadáver en el Instituto de Medicina Legal de Castellón, Johana fue ahogada frente a su agresor, cara a cara. La aparición de los leggins y las evidencias en el cuerpo de la víctima dieron un vuelco al caso, que hasta entonces se consideraba una muerte natural. Además, la autopsia reveló que Johana había tomado cocaína y fármacos antes de morir.
Con todos estos indicios en la mano, el juez de instrucción ordenó la investigación del caso como un asesinato y pasó a manos del Grupo de Homicidios. Los agentes volvieron al lugar del hallazgo para buscar más pruebas, aunque el hecho de que Johana fuera estrangulada de frente era incompatible con la posición del cadáver, que estaba boca abajo. Por lo tanto, aquello no era el escenario del crimen, sino que alguien había puesto el cuerpo allí.
Las sustancias encontradas en el cuerpo de la víctima explicarían la ausencia de resistencia. Pero además encontraron pastillas en su bolso, que pudieron haber sido puestas a propósito para inducir a la policía a pensar en un suicidio. Hay aún otra cosa que hace sospechar a los investigadores: es extraño que alguien se suicide en medio de un camino, y no es la forma habitual de quitarse la vida.
Según la autopsia, a Johana la mataron diez horas antes del hallazgo del cadáver. Todos los esfuerzos de la policía se centran ahora en comprobar la principal hipótesis: que el crimen fue cometido en un domicilio y el asesino trasladó el cuerpo, de noche, hasta el camino, para preparar la escena de un presunto suicidio o muerte natural. Tampoco se descarta que la llevara hasta allí con vida, y luego la matara y escenficara su muerte.
Una cadena de asesinatos
Con estas pistas, la policía intenta ir elaborando el modus operandi de un asesino que podría estar vinculado con otros crímenes de la zona. En noviembre una mujer fue estrangulada y arrojada a una acequia en Elche. En enero una joven murió en circunstancias parecidas en Valencia, la misma localidad donde en abril aparecieron muertas dos mujeres más, de la misma forma.
¿Qué une los casos de Alicia, Florina, Olga y Johana? Los investigadores creen que las víctimas no conocían al asesino y fueron escogidas al azar. También se descarta el móvil sexual y el robo. En el primer crimen, el de Alicia, un testigo ocular describió a un hombre joven con mascarilla y sudadera oscura. Estas son las únicas pistas de cuatro crímenes sin resolver, que la policía investiga como casos aislados.
En los cuatro asesinatos, la policía ha investigado el entorno más cercano de las víctimas sin hallar pruebas concluyentes. No hay sospechosos, ni pistas fiables que permitan estrechar el cerco sobre el asesino. La principal hipótesis sigue siendo que las cuatro mujeres estaban en el lugar erróneo en el momento equivocado, y mientras tanto, la alarma social sigue creciendo ante la idea de que pueda haber un asesino suelto en España.