No hay un asesino en serie en España. Este es el mensaje de la policía ante la alarma por los crímenes de cuatro mujeres de la misma forma y en el mismo lugar. Pero los vecinos de la Comunidad Valenciana no las tienen todas consigo: entre noviembre de 2020 y abril de 2021, Alicia, Florina, Olga y Johana han muerto en circunstancias parecidas.
Todas las víctimas son mujeres entre 19 y 43 años. Todas murieron estranguladas. Todas fueron lanzadas a una acequia o en algún lugar apartado. Todas murieron en un radio de 250 kilómetros. Y lo que aún inquieta más: los cuatro crímenes siguen sin resolver.
Lo que comparten las cuatro víctimas es la forma de ejecución: ninguna tenía rastros de violencia sexual y todas fueron estraguladas. Alicia, Florina y Olga fueron arrojadas a una acequia, mientras que el cadáver de Johana apareció en un paraje natural aislado y rodeado por naranjos. La policía insiste en que no existe una conexión entre los cuatro casos, más allá de la forma como murieron y el lugar.
Pero la ubicación de los crímenes y la cronología también llama la atención. La primera víctima, Alicia, fue asesinada en Elche. La segunda, Florina, y la tercera, Olga, murieron en el entorno de Valencia. Y la cuarta, Johana, apareció en Burriana, Castellón. Entre la primera víctima (Elche) y la cuarta (Castellón) hay 244 kilómetros de distancia (2 horas y media en coche). Pero además, los crímenes se han sucedido desde el sur hacia el norte. Por lo tanto, si de verdad existiera un asesino en serie, se estaría moviendo hacia el norte.
Otra cuestión llama la atención de los investigadores: en ninguno de los casos se ha encontrado a fecha de hoy un móvil aparente. Alicia era una funcionaria de 45 años sin enemigos ni deudas pendientes, y todas las líneas de investigación han descartado que sea alguien de su entorno. Lo mismo sucede con Olga Pardo y con Johana, de 44 y 41 años: la investigación se está centrando en su entorno inmediato, pero de momento no hay sospechosos.
Alicia, Olga y Johana: casos parecidos
El caso de Florina es el que menos conexión aparente tiene con las demás. La chica tenía 19 años (bastantes menos que el resto de las víctimas) y ejercía la prostitución en la carretera, por lo que enseguida se pensó en un ajuste de cuentas de la mafia que la explotaba. Tampoco se descarta que fuera un blanco fácil para un supuesto psicópata, pero la teoría de la policía es que el último coche al que subió Florina abandonó el país.
Los casos de Alicia, Olga y Johana se parecen más entre sí. Las tres tienen una edad parecida, entre 41 y 45 años, aunque entre el primer crimen y el segundo pasó bastante tiempo: casi seis meses. Además, el cadáver de las dos primeras aparecieron en una acequia, mientras que el de Johana no. En los tres casos hay una investigación abierta, pero el secreto de sumario no permite conocer más detalles más allá de la confirmación de que no hay conexión entre ellas.
En todos los casos se descarta el móvil sexual y el robo. Además, al menos en el caso de Alicia la víctima fue sorprendida por la espalda. Todo ello podría llevar a pensar en un psicópata que elige a sus víctimas al azar (o guiado por el sexo y la edad), las estrangula y las abandona en lugares apartados.
Claves que pueden ayudar a resolver los casos
Alicia Valera, funcionaria, 45 años. Vivía con su madre en una pedanía de Elche y tenía pareja. Apareció muerta el 6 de noviembre de 2020 a pocos metros de su casa. Había sido abordada por la espalda, ya que no presentaba signos de haberse defendido. Murió por asfixia, y su cuerpo fue arrojado a la acequia El Progreso. La policía se centró en rastrear los últimos mensajes y llamadas de su teléfono móvil, pero a fecha de hoy no ha habido detenidos y no se descarta ninguna de las hipótesis.
Florina Gogos desapareció en Silla (Valencia) a principios de enero, y apareció muerta el día 30 de ese mes. También fue estrangulada y arrojada a un canal. Tenía 19 años y era de origen rumano. Era víctima de una red de explotación sexual de mujeres que había sido desarticulada poco antes, así que no se descartaba un ajuste de cuentas. La policía se centró en identificar el último coche en el que subió, pero se cree que abandonó España.
Olga Pardo, una mujer de 43 años, apareció muerta a principios de abril, tres días después de haber desaparecido. Había sido estrangulada y arrojada a una acequia en Massarrojos (Valencia). Inicialmente se habló de unas amenazas de unas mujeres del pueblo, pero finalmente se descartó esa opción. Como en el caso de Alicia, la policía se centra en los últimos mensajes y llamadas de la joven.
Apenas tres semanas después apareció el cuerpo de Johana, una mujer colombiana de 41 años, en El Clot, una zona de caminos cerca de Burriana (Castellón). Fue el pasado jueves por la tarde, y de momento no han trascendido más detalles, más allá de que la autopsia confirmó la muerte por estrangulamiento.
¿Un asesino en serie o imitadores?
La sucesión de crímenes en una misma área geográfica y con tantas similitudes ha desatado el pánico entre los vecinos. Este fin de semana circularon todo tipo de teorías por las redes sociales, e incluso se difundió un supuesto retrato del asesino en serie. La policía tuvo que salir al paso y desmentir los rumores.
Aunque existen puntos en común, podría tratarse de varios asesinos que imitan los mismos métodos. La aparición de noticias en los miembros de comunicación permite conocer datos a personas con impulsos homicidas. Puede incluso generar comportamientos violentos y una fascinación que lleva a querer imitar el modus operandi.