Se cumple una semana de la tremenda explosión que azotó la céntrica calle Toledo de Madrid, dejando en ruinas todo un edificio y llevándose la vida de cuatro personas. Desde entonces, las investigaciones han seguido avanzando y se van conociendo más detalles de lo sucedido. El último dato en conocerse es el de unas posibles irregularidades en algunas de las calderas que había en todo el edificio.
Y es que según recogía la agencia EFE al menos 3 de las 7 que había en este bloque de viviendas de una comunidad religiosas no están registradas ante la Dirección General de Industria de la Comunidad de Madrid. Estaban habrían estado funcionando pese a que ello no es posible si no constan en este registro oficial.
Los investigadores de la Policía Nacional, a instancias de la titular del Juzgado de Instrucción número 35 de Plaza de Castilla que dirige la investigación, habrían analizado toda la documentación de las instalaciones y su mantenimiento. La magistrada está a la espera de recibir un informe sobre esta cuestión, además de otros de los Bomberos, para decidir si son necesarias nuevas actuaciones.
Lo que está confirmado por fuentes de la comunidad de Madrid es que la última revisión de las instalaciones del gas, que depende del gobierno autonómico, se realizó en enero de 2020, dentro del periodo correspondiente de 5 años. Otra cosa es lo que pasará con la revisión de las calderas, que depende o bien de la empresa suministradora, de una empresa de mantenimiento si se tiene contratado o, en su defecto, del seguro.
La fuga de gas pudo durar horas
La policía habría recogido ya las declaraciones de al menos diez testigos. Mientras, tratan de averiguar cuál pudo ser el origen de la deflagración. Todo hace pensar que se generó una gran cantidad de gas en las plantas superiores debido a una fuga de gas que tuvo que durar varias horas, según apunta la cadena 'SER'.
Pese a ello, el olor no llegó hasta las plantas inferiores hasta pocos minutos antes de la explosión. Y esto se debe al hecho que el gas natural es menos denso que el aire y por eso su tendencia es que se mantenga elevado.
El párroco defiende que estaba todo en orden
A su vez que aparecían estas informaciones, el párroco de la iglesia Virgen de la Paloma, recordamos contigua al edificio y cuyos religiosos vivían en él, afirmaba que todo las calderas estaban en regla. Gabriel Benedicto en que él mismo había firmado los contratos de mantenimiento y que todas habían pasado sus respectivas revisiones. En un comunicado, afirma que siguieron en todo momento «de forma escrupulosa las indicaciones de la empresa instaladora».
También ha dado algunos detalles sobre el día de la explosión. Relata que «el olor a gas se percibía con claridad desde la calle Toledo» como le habría confirmado un feligrés que «ue diez minutos antes de la explosión estaba muy cerca de la acometida (salida del gas) del edificio parroquial, casi a la altura del telefonillo».
Tampoco no dudaba en pedir la colaboración de cualquier persona que pudiera aportar cualquier novedad sobre la explosión. «Os invito a que nos contéis cualquier cosa que recordéis al respecto, bien a nosotros bien a la Policía. El más nimio detalle puede ser fundamental»,
El párroco, que explicaba que «el dolor lentamente va dando paso a la reflexión», también daba un nuevo detalle sobre como los fallecidos en el accidente. «Ahora sé que todos los fallecidos estaban fuera del edificio siniestrado desde el principio», por lo que descartaba que estuvieran manipulando la caldera en ese momento.