Ariadna Caballero, una joven de 22 años, ha tenido 2 años, sin saberlo, una esponja quirúrgica de medio centímetro en el cuello. La operaron de un linfoma de Hodgkin en 2019 y por error la dejaron la gasa dentro en la operación realizada en el Hospital del Henares de Coslada.
En mayo, la joven volvió a operarse y los médicos se dieron cuenta de que el bulto sospechoso crecía y le había provocado un quiste. Resulta que le habían dado demasiados ciclos de quimioterapia y radioterapia sin que lo requiriese, desvela El Mundo.
A pesar de que el centro la tranquilizase, Ariadna desconocía las consecuencias de este grave error médico. Además, ha perdido el trabajo hace unos días por el largo tratamiento que ha llevado a cabo.
La joven ya tiene preparada la denuncia contra el hospital y su caso se suma a otro tipo de supuestas negligencias médicas cometidas allí. A muchos les ha costado la vida y a dos de ellos les ha dejado secuelas importantes en los últimos meses.
Ariadna, natural de San Fernando de Henares, trabajaba en una empresa de seguridad y alarmas. En los primeros meses de 2019, la joven empezó a encontrarse mal. "Me agotaba, estaba muy cansada y en unos análisis me dijeron que tenía todos los valores triplicados", explica.
Finalmente, una prueba médica determinó que tenía en el cuello un linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que se crea en el sistema linfático.
El duro relato de Ariadna Caballero
En julio de 2019, la joven fue operada en el Hospital de Coslada y, tras la operación, tuvo que someterse a quimioterapia. "Pasé por seis ciclos dobles, pero luego decidieron darme más porque el bulto en el cuello no se reducía. También estuve yendo al hospital para sesiones de radioterapia durante dos meses", confiesa la joven.
"Los análisis de sangre ya eran buenos, pero me hicieron además un pec tac. Me dijeron que era un diagnóstico por imagen en el que te inyectan medicamentos y hacen que brille parte cancerígena".
"Esa prueba también me dejó 'KO' durante varias semanas y luego me metieron también una cámara por la nariz y me explicaron que tenían que hacerme una biopsia", describe la joven.
En abril, uno de los otorrinos del centro decidió de nuevo intervenir el supuesto tumor debido a que no remitía. "Pensaban que el cáncer se había reproducido, ya que la hinchazón había crecido varios milímetros. Me disgusté mucho".
"Era alucinante y encima me contaron que no pasaba nada"
"Otra anestesia, otra operación, otros días de intranquilidad para toda mi familia y para mí y encima me dijeron que tenía darme más quimio", explica. Al abrir su cuello vieron un cuerpo extraño amarillento de apenas cinco milímetros. Estaba curada, en principio, pero a causa de la esponja creyeron justo lo contrario a la realidad.
"Cuando me lo dijeron no daba crédito. Era alucinante, encima me contaron que no pasaba nada y que el cáncer ya se había curado de sobra. Pedí explicaciones y señalaron que era culpa de la oncóloga, pero ella me ha dicho que los responsables fueron los cirujanos que me operaron".
"Sí me comentaron que me podía haber ahorrado varios ciclos de quimio y que me podía haber entrado una infección muy grave por la esponja. Además, en caso de que vuelva a tener un cáncer, me han dicho que estoy al límite en tratamientos futuros", cuenta la joven.
"Estoy muy indignada. Me podía haber pasado cualquier cosa. Solo quiero denunciar lo sufrido y unirme a todas las familias que han perdido a sus familiares por culpa de la presunta mala praxis", sentencia.
Por otro lado, el hospital no ha querido hacer ningún tipo de manifestación al respecto de este caso, según apuntan desde el diario El Mundo. Eso sí, afirman que siempre están a disposición de la familia y de la justicia.