Obtener uno de los mayores premios del Euromillones supuso un grave problema para Margaret Loughrey. Hace ocho años había ganado 31 millones de euros. Una cifra que ayudaría a cualquiera a mejorar su vida.
Pero para ella supuso todo lo contrario. Además de invertirlo en sí misma, también optó por donar una parte a causas benéficas. Un tiempo después acabaría asegurando que todo ese dinero le había "arruinado la vida".
La ganadora del Euromillones apareció muerta hace unos días en su casa del barrio de Ballycolman, en Irlanda del Norte. En un primer momento, los policías no han apreciado nada "sospechoso" en torno a su fallecimiento. Todo apunta a que se trató de una muerte súbita.
En cualquier caso, no se notificarán las causas de la defunción hasta que se le practique la autopsia.
Con parte de lo conseguido en el sorteo, Maggie Millones, como era conocida por sus vecinos, adquirió varias propiedades. Entre ellas una casa, un pub y un antiguo molino que transformó en un centro de ocio.
A los cuatro meses de conseguir el premio tuvo que ingresar en un centro hospitalario por unos problemas mentales. A partir de ahí empezó a darse cuenta de todo el daño que le había provocado el dinero.
Su nueva vida de multimillonaria la veía como algo trágico. "Si hay un infierno, yo he estado ahí", explicó a algún medio británico. En algún momento llegó a confesar que le habían "robado millones".
No quiso desvelar nombres, pero el daño ya estaba hecho. "Lamento haber ganado la lotería. Antes era una persona feliz y lo único que ha hecho ha sido destruir mi vida", señaló.
El boleto agraciado en el Euromillones le cambió la vida, y para mal. Hace ocho años, cuando le sonrió la fortuna, Margaret estaba en el paro. Apenas tenía para sobrevivir con 72 euros que ganaba a la semana.
Un día acudió a una entrevista de trabajo y por el camino decidió apostar en este sorteo. Contó que no siempre podía permitirse gastar un dinero en el Euromillones, pero ese día lo hizo. Encontró "un par de libras extra en mi bolso", apuntó en una entrevista a The Mirror.
Durante todo este tiempo había sido engañada y estafada. En 2019, solo seis años después de conseguir los 31 millones, en su cuenta solo quedaban 5.
Reconocía que "nunca tendré paz mientras viva. Incluso si no me quedara un centavo, no la tendré. Lamento haber ganado la lotería".
Antes de todo aquello "era una persona feliz", aseguraba ante un medio local.
Explicaba que el dinero ganado había conseguido "destruir mi vida". Pero el caso de Margaret Loughrey no es el único. En los últimos años se han conocido situaciones muy similares, que acababan con el protagonista del Euromillones prácticamente arruinado.
Las secuelas del Euromillones
Es lo que le ocurrió a Colin Weir. Se hizo popular en 2011 tras obtener 185 millones en el Euromillones. En aquel momento suponía todo un récord.
Hasta que no falleció no se conoció que había dilapidado la mitad de su fortuna. Así lo dejó escrito en el testamento. Un año antes de fallecer se separó de su esposa, con la que tuvo que repartirse el premio.
De los 90 millones de euros que le correspondían a él, se habían esfumado 46 en solo ocho años. Había comprado joyas, muebles y obras de artes que ascendía a los 200 000 euros. También cuatro coches de gama alta.
A ello se le unió, además, una mansión valorada en 4 millones, una casa en Palma de Mallorca y tres caballos purasangre. Weir se hizo también con la mayor parte de las acciones de su club favorito de fútbol.