La policía sigue investigando las circunstancias del crimen en torno al cadáver hallado el pasado domingo en Usurbil (Guipúzcoa). Fue el perro de un senderista quien marcó el camino hacia el cuerpo de una persona que llevaba varios días muerta. El cadáver estaba maniatado y presentaba un corte en el cuello.
El macabro hallazgo ha puesto en marcha a las unidades de investigación criminal para desentrañar lo sucedido. De momento aún no se ha podido confirmar la identidad de la víctima, que sería un varón de complexión fuerte. La Ertzaintza tiene claro que se trata del primer homicidio del año en Guipúzcoa.
Este es el segundo hallazgo de estas características en España en las últimas semanas. El pasado 6 de febrero, un paseante descubrió dos cuerpos semienterrados en las afueras de Elche. Los cuerpos también estaban esposados y amordazados, con signos de haber sido sometidos a torturas.
Hallazgo sorprendente
El pasado domingo, sobre las 16:30 horas, un senderista guiado por su perro descubrió el cadáver de una persona en el monte Andatza, en Usurbil. El hombre había sido degollado con las manos atadas a la espalda con unas bridas. Los indicios de criminalidad apuntan claramente a un homicidio.
El animal detectó el olor del cadáver en descomposición, ya que llevaba varios días muerto. El senderista dio la voz de alarma a las autoridades, y la Ertzaintza se hizo cargo de la investigación. Los agentes llegaron a media tarde, pero ya estaba oscureciendo y no pudieron efectuar la inspección ocular.
El cuerpo permaneció durante toda la noche en el mismo lugar, custodiado por agentes de la Ertzaintza. Al día siguiente reanudaron la inspección, observando que tenía un profundo corte en el cuello y que estaba recostado sobre su lado derecho. Además estaba maniatado y presentaba evidentes signos de violencia.
Fue asesinado allí mismo
Miembros de la sección de montaña y rescate se unieron al operativo el lunes a primera hora de la mañana. También efectivos de Investigación Criminal Territorial. El cadáver permaneció en el mismo lugar hasta el mediodía, cuando se procedió al levantamiento y su traslado al anatómico forense.
La policía mantuvo acordonado el lugar para facilitar el examen del lugar y la recolección de pruebas. Consiguieron establecer el perfil de la víctima como un hombre de complexión fuerte, entre 40 y 50 años y vestido con un chándal. Por la corpulencia del hombre, en torno a los 90 kilos, creen poco probable que muriera en otro lugar.
Trasladar un cuerpo tan voluminoso hasta una zona boscosa de difícil acceso entrañaría una enorme dificultad. Por eso la principal hipótesis es que murió allí mismo, días antes del hallazgo. En todo caso, el cuerpo estaba a la intemperie y su verdugo (o verdugos) no se preocuparon en ocultarlo.
Investigación en marcha
La investigación sigue en marcha y se están analizando las huellas y muestras de ADN encontradas en la escena del crimen. No consta que hubiera ninguna denuncia por desaparición. La identificación del cadáver será fundamental para poder investigar el entorno y sus posibles conexiones.
La investigación aún está en un punto muy inicial, y por ahora tratan de saber si hubo una o más personas implicadas. Por las características de la escena, la Ertzaintza se inclina por un ajuste de cuentas. Aun así mantienen todas las hipótesis abiertas y siguen paso a paso el protocolo en este tipo de situaciones.
Tomaron muestras en el lugar del hallazgo y realizaron una inspección ocular minuciosa durante horas. Los agentes rastrearon palmo a palmo el lugar, con el apoyo de un helicóptero de la Ertzaintza que se sumó al operativo. Los próximos días serán claves para seguir avanzando en las pesquisas.
Elizabeth, un caso reciente
El caso recuerda mucho al de dos cadáveres hallados en las afueras de Elche hace unas semanas. En aquel caso, los cuerpos estaban semienterrados, maniatados y amordazados, con signos de tortura. La Policía Nacional sospechó desde el primer momento de un ajuste de cuentas con final trágico.
Los forenses determinaron la fecha aproximada de la muerte en el primer semestre de 2019. La policía cotejó la base de datos de desaparecidos en aquellas fechas y encontraron algo llamativo. En junio de 2019 se había denunciado la desaparición de dos personas vinculadas a un entorno criminal.
Se trata de Elizabeth Ramos y su novio Kamal, este último cabecilla de una organización de narcotraficantes. La policía estableció como principal hipótesis que los fueron conducidos hasta allí y asesinados. Probablemente les obligaron a cavar su propia tumba antes de acabar con sus vidas.