La Policía Nacional ya tiene una idea sobre la identidad de los cuerpos que han aparecido enterrados en las afueras de Elche. La noticia ha saltado esta misma mañana, y apenas unas horas después ha trascendido algo sorprendente. Los muertos podrían ser Elisabeth Ramos Alonso, y su novio Kamal.
El caso de Elisabeth se hizo muy famoso desde que desapareció junto con su pareja en una casa de campo en Aspe, en verano de 2019. Aunque aún no es seguro al cien por cien, todas las piezas parecen encajar. La fecha de la muerte coincide con la de la desaparición de la pareja, así como también las circunstancias.
Los forenses sitúan la fecha de la muerte de los cadáveres en el primer semestre de 2019, y la pareja desapareció en verano. Además, por la forma como han aparecido sospechan de un ajuste de cuentas, justo la principal hipótesis que se barajó en el caso de Elisabeth. La teoría parece sólida, aunque ahora se tiene que confirmar.
Esposados y amordazados
El domingo pasado, un vecino de la zona descubrió los cadáveres de forma casual mientras paseaba. Al día siguiente realizaron la exhumación de los cadáveres, que presentaban signos externos de violencia. Se trataba de dos cuerpos, el de una mujer de 1,60 metros y el de un hombre de 1,80 metros.
Los cuerpos aparecieron esposados y amordazados con cinta americana, y además había signos de tortura en el varón. El cuerpo de ella estaba debajo, con las manos esposadas delante, mientras que el de él estaba encima con las manos detrás. Aparentemente tenían menos de 40 años cuando murieron.
La mujer podría haber muerto asfixiada ya que la cinta americana le cubría la boca y la nariz por completo. El hombre tenía fracturas en la mandíbula y en los huesos faciales, señal inequívoca de que había sido torturado. Con toda esta información encima de la mesa, los investigadores se inclinaron por un ajuste de cuentas.
Tenían cuentas pendientes
Desde el primer momento, la policía maneja la hipótesis de que los fallecidos pertenecían al ambiente criminal. Para identificar los cadáveres han tomado muestras de ADN de los dos cuerpos y las están cotejando con la base de datos de los delincuentes. En paralelo cotejan también la lista de personas desaparecidas desde 2019.
Al hacer un cribado de esta lista han dado con los nombres de Elisabeth Ramos Alonso y Kamal M. M. Ambos mantenían una relación sentimental desde hacía tres años y habían comprado una vivienda poco antes de desaparecer. Algo determinante es que la pareja tenía asuntos pendientes con el narcotráfico.
Kamal había liderado una organización que introducía miles de kilos de hachís en Murcia desde Marruecos. En el momento de la desaparición ya había cumplido su condena, pero existe la posibilidad de que no hubiera saldado sus cuentas con los narcos. Esto habría llevado al trágico desenlace.
Podrían confirmarlo hoy mismo
En la sepultura encontraron objetos personales de una de las víctimas. Además, la hermana de Elisabeth ha acudido a la comisaría para aportar detalles físicos de la mujer y ayudar así a identificar el cadáver. Todo esto ha acelerado mucho el proceso de identificación, que podría concluir a lo largo del día de hoy.
Los cuerpos aparecieron en una zona deshabitada en la periferia de Elche, en el Barranco del Grifo. Por la posición de los cadáveres parece que la pareja llegó con vida al lugar donde, probablemente, les obligaron a cavar su tumba. Las torturas forman parte de la práctica habitual de este tipo de delincuentes.
Elisabeth Ramos tenía 31 años cuando desapareció en la localidad de Aspe, el 8 de junio de 2019. Al investigar el entorno de la joven, y en especial su pareja, la policía estableció como principal hipótesis de la desaparición un ajuste de cuentas. El macabro hallazgo de esta semana parece cerrar el círculo.