Dos policías nacionales en Burgos por los disturbios contra el toque de queda del 30 de octubre del 2020

Los antidisturbios lanzan un grito urgente en España: 'Es una sangría'

La Unidad de Intervención Policial de la Policía Nacional denuncia falta de efectivos y desgaste de la unidad ahora que se avecinan fuertes disturbios

Dos policías nacionales en Burgos por los disturbios contra el toque de queda del 30 de octubre del 2020
La Policía manda un mensaje a los españoles por los disturbios contra el toque de queda | EFE

Tras los últimos altercados vividos el pasado fin de semana por grupos radicales contrarios al toque de queda y a las estrictas medidas del Gobierno para combatir el coronavirus, las Unidades de Intervención Policial o antidisturbios como comúnmente se les conoce, se preparan para una nueva ráfaga de ira social a la que tendrán que hacer frente en el momento más delicado que atraviesa la unidad en décadas.

Una de las unidades de más prestigio y más famosas de la Policía, la UIP, donde la gente se moría por entrar en años anteriores, está sufriendo una auténtica sangría sin precedentes, con numerosas bajas que han mermado la unidad, transformándola en un departamento al que pocos quieren ser destinados.

Según algunos, esto se debe principalmente al desgaste que el conflicto catalán provocó en esta unidad durante el proceso independentista catalán y el referéndum, así como a las malas condiciones laborales en las que desempeñaron sus funciones estos funcionarios, y que salieron a la luz como nunca antes con la Operación Copérnico, desplegada en 2017 para erradicar el conflicto catalán, y que se hizo efectiva con el traslado de efectivos a Cataluña.

Aquel despliegue de prácticamente toda la unidad de antidisturbios de la Policía Nacional en Cataluña tuvo un claro componente político, pues se buscaba que los policías ejercieran de ‘amenaza’ visible del Gobierno para parar el ‘procés’.

Policías quemados

La operación policial se alargó meses en ese territorio, por lo que muchos funcionarios quedaron quemados sobre todo por las malas condiciones que tuvieron que soportar durante su traslado temporal, como afirma un policía anónimo desde el sindicato Jupol: «Nos trataron como ganado. Nos tuvieron hacinados en camarotes con horarios demenciales; además, hubo demasiadas órdenes políticas que nos pararon los pies, como también ha ocurrido después en determinados desórdenes públicos que hemos tratado de controlar en otros territorios», ha relatado a 'El Confidencial'.

Desde entonces, esta unidad de intervención no ha levantado cabeza, y ha sufrido numerosas bajas. Aunque denuncian desde Jupol que no se les han querido facilitar el número de bajas reales que se han detectado desde entonces, sí han observado indicadores de la sangría que se estaría produciendo en este cuerpo, como por ejemplo, que faltan efectivos y que los furgones no van tan llenos como antes.

«Hay una carencia de personal como no la ha habido nunca», confirman desde otro sindicato, la Unión Federal de Policía (UFP). Además, denuncian  que la dirección quiere eliminar unidades paulatinamente y mermar aún más la UIP como una maniobra política para contentar a Pablo Iglesias, el vicepresidente del Gobierno.

El corto número de efectivos está poniendo al límite a los que aún están operativos, creando jornadas maratonianas y causando una gran presión entre policías difícil de sostener a largo plazo: «Yo llevo 40 días acumulados por exceso de horas, pero no me los puedo tomar; son tres meses en la práctica que es imposible gastar y sigo acumulando», afirma un miembro de este departamento al citado medio.

Trabajar como antidisturbios no compensa

A todo ello se suma el atractivo que con los años ha perdido esta unidad de élite, pues desde el sindicato policial SUP denuncian que la legislación que regula la actividad de los antidisturbios no se ha visto modificada en 30 años, mientras sí que ha evolucionado el vandalismo callejero y los distintos métodos de manifestarse. Además, la plantilla denuncia que no recibe una compensación económica adecuada al riesgo que corren, mientras en otros departamentos de la Policía Nacional sí han visto incrementados sus complementos salariales, por lo que ya no resulta tan atractivo como antes formar parte de esta unidad.

«El complemento específico está muy anticuado, se supone que premiaba la disponibilidad 24 horas y la peligrosidad que existe en este cuerpo, pero eso ya no es así, porque la diferencia con otros destinos es casi nula y no compensa venirse aquí», apunta el mencionado miembro de las UIP que prefiere no desvelar su identidad.