La muerte de Rosario Porto ha sacudido este miércoles la actualidad de ámbito nacional, pero no solo a la población general, sino también a aquellos que la conocían de cerca, especialmente a su exmarido, Alfonso Basterra.
Esta mañana, tras confirmar fuentes penitenciarias que habían encontrado el cuerpo de Rosario, que se había ahorcado, la noticia ha empezado a correr como la pólvora en todos los medios de comunicación, y para evitar que Alfonso conociera la noticia por esos medios, funcionarios de la prisión de Teixeiro, donde se encuentra internado cumpliendo condena por la muerte de su hija, le trasladaron a una estancia separada para comunicarle los hechos.
Según ha recogido 'La voz de Galicia', Alfonso ni siquiera necesitó que le dijesen qué había pasado, ya que se imaginó la situación al ser requerido por los funcionarios y trasladado. «¿Qué pasó? No me digan. ¿Rosario?» fueron sus palabras al ver que algo pasaba. La situación por la que estaba pasando su ex desde que fuese encarcelada como cómplice del asesinado de Asunta Basterra hacía prever que este final podría llegar, ya que la abogada ya había intentado suicidarse en otras cuatro ocasiones, como mínimo.
El citado medio explica que, tras confirmarse sus sospechas, Alfonso empezó a llorar y los responsables de la cárcel de Teixero activaron el programa de prevención de suicidios, asignándole un preso de apoyo que le vigile para evitar que tome el mismo camino que su exmujer. Alfonso conoce bien el protocolo porque, hasta ahora, él mismo era un preso de apoyo para otros reos, pero a partir de ahora pasará a estar en el otro lado por precaución.
Ese protocolo que se ha activado hoy incluye, además del preso de apoyo, el seguimiento del equipo psicológico de la prisión. Además, los funcionarios de la prisión deberán vaciar su celda de objetos que pudiesen suponer un peligro para él. Es más, fuentes citadas por 'La voz de Galicia' aseguran que se le ha cambiado de celda ante la posibilidad de que pudiese haber algun objeto escondido en la suya que los funcionarios pudiesen pasar por alto.
El plan es un programa que se establece en las cárceles españolas como medida de prevención, pero en el caso de Alfonso, después de 7 años en prisión no se han intuído síntomas de suicidio que hagan pensar que podría tomar esa decisión. Aun así, la muerte de su exmujer, que llevaba el mismo tiempo en prisión, podría provocar un cambio en su actitud y en su estado mental, lo que lleva a implementar ese protocolo.
Rosario Porto intentó suicidarse varias veces en su vida, incluso antes del crimen
El cuerpo sin vida de Rosario Porto fue hallado esta mañana en la cárcel de Brieva, donde cumplía 18 años de condena por el asesinato de su hija, Asunta, cuando tenía 12 años. Tanto ella como su marido cumplían la misma condena por el crimen, uno de los más mediáticos del país en la historia reciente: el Caso Asunta Basterra.
El final de Rosario Porto era un secreto a voces que finalmente se ha cumplido a pesar de los esfuerzos de los centros penitenciarios donde ha estado ingresada, ya que había intentado quitarse la vida en varias ocasiones hasta ahora, por lo menos cuatro de las que se tenga constancia.
La abogada, de 51 años, padecía una depresión mayor grave que la acompañó parte de su vida y que se agravó tras el crimen y su posterior encarcelamiento, tal como informa 'La Razón'. «Los trastornos mentales graves provocan en la persona que los padece un nivel de sufrimiento que, en algunas ocasiones, los enfermos no consideran compatible con la vida», explica la psicóloga sanitaria Laura Baliñas, de Center Psicología Clínica.
La psicóloga continúa explicando que el suicidio «no es algo común, ni es una relación causa-efecto con el hecho de padecerlo, pero si es más habitual que en otro tipo de problemas mentales». Añade que el suicido no es «producto de una forma de ser, sino de estar», y que es «consecuencia de un proceso, y del momento de ese proceso en el que se esté viviendo».
En el caso de Rosario, el hecho de haber contado con una buena educación, incluso en varias universidades europeas, y tener una amplia vida social no fueron suficiente para poner remedio a su sufrimiento.
Hay quien piensa que su depresión pudo haberse agravado con el paso de los años, especialmente por los episodios de maltratos que vivió junto a su exmarido. La enfermedad que padecía también afectó mucho a su estabilidad, una enfermedad autoinmune crónica que sufría desde hace años, el lupus eritematoso sistémico, y que le impidió tener hijos biológicos, razón por la que adoptaron a Asunta cuando ella tenía un año.
Además, después del crimen, su condición psiquiátrica se fue deteriorando con los años a pesar de contar con la ayuda de la cárcel de A Lama, en Pontevedra, la primera donde estuvo internada. Durante los siete años que ha pasado en prisión, Rosario ha estado siempre bajo el Protocolo de Prevención de Suicidios (PPS), que le aseguran una vigilancia exhaustiva, apoyo psicológico y tratamiento psiquiátrico.
Finalmente, Rosario no pudo aguantar más el sufrimiento que todas estas condiciones habían añadido a su vida, y tras siete años en prisión y varios intentos de suicido a lo largo de su vida, la madre de Asunta se ha quitado la vida.