Hace ya tres meses que Francisco de Pablo Páez salió de su casa de Hortaleza (Madrid) y no volvió. Este joven de 32 años lleva desaparecido desde el 21 de marzo, y ahora un juez ha anunciado que investigarán el caso. Hay indicios más que suficientes para sospechar de una desaparición forzada.
Francisco salió de casa con la intención de volver al cabo de un rato, pero nunca regresó. Tras denunciar su desaparición, su madre aportó un detalle que puede acabar siendo determinante para resolver el caso. Una semana antes, su hijo había recibido amenazas por una deuda económica.
El caso había quedado archivado, pero el empeño de la familia ha servido para reabrirlo. Siguen manteniendo la esperanza de encontrar a Francisco con vida, o al menos conocer la verdad de lo que pasó. Piden la máxima difusión y la colaboración ciudadana para ayudar a encontrar a este joven.
El juez ha tomado una decisión
El Juzgado de Instrucción número 27 de Madrid ha admitido el recurso de la familia y la fiscalía para reabrir el caso. El mismo juez había decretado el sobreseimiento entendiendo que no había indicios de criminalidad. Ahora ha solicitado las primeras diligencias para investigar la desaparición.
Así lo pidió el abogado de la familia y colaborador de SOS Desaparecidos, Juan Manuel Medina. A su petición se sumó también la Fiscalía, que sí veían indicios para investigar lo que consideran una desaparición forzosa. La clave para encontrar al joven puede estar en su teléfono móvil.
El juez ha dictado una orden para que la compañía telefónica aporte la geolocalización del dispositivo en el momento de la desaparición. Esto permitirá acotar la zona de búsqueda y afilar un poco más la reconstrucción de los últimos movimientos. Quieren saber dónde fue al salir de su casa.
Rastrearán los movimientos bancarios
El abogado también solicitará los datos de los movimientos bancarios del joven los días siguientes a su desaparición. Se abre así una nueva esperanza para encontrar al chico “vivo o muerto”, tal y como ha afirmado su madre. “Estoy feliz, aunque sea con un nudo en el estómago”, ha dicho Juana.
La madre está satisfecha por este nuevo paso que puede arrojar a la extraña desaparición, y tiene la esperanza de que “todo llegue a buen puerto”. Hasta ahora, la justicia había denegado el rastreo de la señal del teléfono móvil. Juana ha agradecido la difusión a los medios de comunicación.
Todo empezó el 21 de marzo pasado, cuando Francisco de Pablo estaba jugando a la videoconsola con un amigo. De repente salió por la puerta, y lo único que le dijo al otro joven es “en una hora vuelvo”. Eran las 18:00 horas, y desde entonces no han vuelto a saber nada más de él.
Sus familiares denunciaron la desaparición cinco días después, al ver que su teléfono móvil había dejado de estar disponible. Dos amigos del joven aportaron a la madre de Francisco una inquietante información. La mujer lo puso en conocimiento de la policía, y se convirtió en la principal línea de investigación.
Recibió amenazas una semana antes
Días antes de la desaparición, Francisco había acudido al domicilio de un hombre moldavo acompañado de esos dos amigos. Había ido allí a reclamar una deuda. Ya lo había hecho anteriormente pero había sido agredido, y por esa razón aquel día acudió en compañía de otras dos personas.
Este hombre y su hijo, de origen moldavo, le amenazaron asegurando que eran una familia muy peligrosa y que iban a matarle. La policía sospecha que este es el origen de la desaparición forzosa del chico. Pero hasta ahora estaban atados de pies y manos al no poder acceder al teléfono del joven.
Creen que Francisco se citó con esas personas el día que desapareció, pero no pueden demostrarlo. El juez se había negado a autorizar el acceso al teléfono al entender que eso vulneraba la intimidad de la víctima. Ahora hay indicios más que suficientes para dar un nuevo impulso a la investigación.
Francisco frecuentaba los poblados de venta de drogas y había sido denunciado por violencia de género. Su vida a la deriva le había distanciado de su madre y su familia. Fue por esa razón que no denunciaron su desaparición hasta varios días después, cuando notaron su ausencia.