Federico Sáenz de Tejada tenía 50 años cuando mató a su exmujer Leonor e intentó acabar también con su hijo de 16 años. No había hablado hasta ahora, pero ha aprovechado su derecho a la última palabra durante el juicio. “He hecho lo peor que un humano puede hacer”, ha dicho.
La Audiencia Provincial de Málaga ha juzgado esta semana a Federico Sáenz de Tejada por el asesinato de Leonor Muñoz González. La mujer, de 47 años, se había mudado de casa junto con su hijo para alejarse de su maltratador. Él fue a buscarla y tras una discusión la apuñaló hasta la muerte.
“Sé que he hecho mucho daño pero pide que se juzgue la verdad, no sé cómo ha podido pasar esta desgracia”, ha dicho el acusado. Federico asestó 64 puñaladas a la víctima y se enfrenta a una petición de 34 años de cárcel. El asesino ha dicho alto y claro al tribunal que no tiene miedo de ir a la cárcel.
Los hechos que se juzgan
El 12 de enero de 2019, en Fuengirola (Málaga), un chico de 16 salió a la calle a pedir ayuda descalzo y lleno de sangre. Aseguraba que habían matado a su madre, una mujer de 47 años de nombre Leonor. Los dos acababan de llegar a su nueva casa huyendo de los malos tratos de Federico.
Aquella tarde, el hombre se había presentado en la vivienda y tras una discusión apuñaló a su mujer 64 veces. Tenía cuchilladas en el torso y en el cuello que le provocaron la muerte. El agresor fue detenido mientras se encontraba en el hospital, donde había acudido para ser atendido de unas heridas.
La policía recabó pruebas más que suficientes para señalarle como autor de los hechos, algo que ni él mismo niega. El hombre fue detenido y llevado ante el juez instructor, que decretó su encierro de forma provisional. Esta semana se ha celebrado el juicio, que está visto para sentencia.
Cansada del carácter de su marido
Leonor y Federico estuvieron casados durante más de treinta años, hasta que ella decidió poner fin al matrimonio. Era una mujer buena, generosa, muy querida por sus vecinos y sus amigos. Trabajaba en una correduría de seguros, y tras la separación había recuperado las ganas de vivir.
Durante años vivió sometida a la tiranía de su marido, un hombre con repentinos cambios de humor y que se encendía con facilidad. Se habían conocido en la adolescencia, y empezaron a salir cuando ella tenía 14 años. A los 47 ella decidió empezar una nueva vida, y él la mató.
Federico proviene de una prestigiosa familia de la localidad, ya que su abuelo fue alcalde hace muchos años. Cuando su mujer se separó de él fue detrás suyo pidiendo insistentemente una nueva oportunidad. Cuando la mató también agredió a su hijo mientras este intentaba proteger a su madre.
El asesino rompe el silencio
Federico se había negado a hablar durante todo el juicio, hasta que le han dado la última palabra. Tras escuchar los alegatos finales de la defensa y la acusación, ha roto su silencio: “Yo no tengo miedo a estar en la cárcel, pero quiero que se juzgue la verdad y que el veredicto sea justo por la honra de mi mujer”.
Piden para él una condena de 34 años de cárcel y 15 de libertad vigilada y de prohibición de acercarse a su hijo. La defensa pide su ingreso en un centro psiquiátrico porque alega que sus facultades mentales estaban alteradas. El acusado ha reconocido los hechos y el daño que ha provocado.
La fiscalía considera suficientemente probado que mató a su exmujer con ensañamiento y no mató a su hijo de milagro. Federico acuchilló dos veces al menor y le persiguió por las escaleras mientras huía. Fiscalía y acusaciones coinciden en que el acusado no tenía las facultades mentales mermadas.
La defensa realizó un alegato durante más de una hora reconociendo “los hechos atroces” de su cliente. Sin embargo, consideró que su defendido no estaba en plenas facultades y por lo tanto no sería penalmente responsable. En las próximas horas se conocerá el veredicto del jurado.