Anita Matamoros lleva ya varios años sin hablarse con su padre, Kiko, todo a raíz de que este empezara su relación con Marta López, con la que no termina de llevarse del todo bien. De hecho, ambas protagonizaron un sonado rifirrafe en el que supuestamente Anita había prohibido a la novia de su padre ir al mismo centro de belleza al que iban ella y su madre, Makoke.
Al parecer, Kiko se posicionó al lado de su chica, lo que habría provocado un distanciamiento con su hija que sigue hasta el día de hoy. Eso, sumado a la guerra mediática que Matamoros sigue librando con su ex, a la que suele poner a parir en los platós de Telecinco cada vez que tiene oportunidad. La última vez, incluso llegó a tacharla de drogaticta.
Y, aunque Anita siempre ha evitado pronunciarse al respecto, ni dar ninguna declaración sobre su vida privada, recientemente en el programa de 'Las Uñas' de Flooxer, la joven se ha abierto en canal sobre muchos aspectos. Pero, sobre todo, respecto a su faceta como influencer y el conflicto con su padre.
Según ha contado Anita, su apellido la ha ayudado a hacerse conocida, pero también ha tenido su lado contraproducente. «Me benefició mucho al principio en redes sociales, porque el apellido ayuda mucho a la hora de conseguir seguidores, porque ya te conocen por algo. Pero, si no vales para ello, no se quedan. A lo mejor eres una aburrida, o no se te da bien, y se van de tu perfil».
«Pero, me ha perjudicado a la hora de profesionalizarlo y convertirlo en su trabajo. A la hora de trabajar con marcas, por ejemplo. Las marcas siempre quieren una imagen limpia, y hay algunas que me relacionan con el mundo del corazón. Esa es mi lucha diaria, el desvincularme por completo de esas cosas».
Al parecer, la joven le tiene cierto rechazo al mundo del corazón y, a pesar de que sus padres siempre han formado parte de él, ella hace todo lo posible por desvincularse. «Yo nunca me he planteado entrar a formar parte del mundo del corazón, pero a mi me ha dado rechazo siempre, por gente que conozco que lo ha pasado mal, y yo misma lo he pasado mal. Ahí da igual todo, porque cualquier cosa vale para generar audiencia. Pero, a ver, quien diga que no hacen compañia miente».
Además, señala que la gente siempre se lleva una gran sorpresa al conocerla, porque no se esperan que sea de la forma en la que resulta ser. «Me gusta que me prejuzguen, para después darles un zasca. Me pasa con mucha gente, en la actitud, se piensan que voy a ser borde o demasiado pija, o elitista, y siempre flipan. Hay una Ana que no conoce nadie».
Y, respecto a su drama familiar, ella tiene muy claro que en todas las casas hay problemas, y que en su caso no es diferente. «La gente no entiende una cosa. Todo el mundo tiene movidas en casa, si no es por una tontería, es por algo más grave. Siempre hay peleas en casa o en la familia, lo que pasa que aquí se agranda todo».
«Todo el mundo de cree con derecho a opinar, pero nunca me han afectado las críticas. Nunca. Desde pequeñita he sido conocida por algo, y he aprendido a hacerme una coraza. Pero, al igual que las críticas no me afectan, cuando me dicen que soy la mejor, no me lo creo».
De hecho, ha reconocido que las críticas no le afectan en absoluto, y ha aprendido a sobrellevar el acoso de la prensa. «La única vez que me fastidiaron los paparazzis, fue cuando sacaron a mi novio. Él no quería ser un personaje público».
Así, aprovechaba para lanzar un zasca a su padre, ya que ha asegurado que ella tiene la conciencia tranquila, y no necesita pedirle perdón a nadie.
«Lo más importante es irte a dormir con la conciencia tranquila, porque ya lo tienes todo hecho. Esa es la felicidad, poner la mente en blanco y saber estar a solas contigo mismo. Yo eso lo tengo. Yo duermo con la conciencia muy tranquila, a partir de ahí ya lo que me pase no es culpa mía. Yo cuando tengo culpa, lo arreglo, y no. Actualmente no».