Sonsoles Ónega está recogiendo los frutos sembrados en el pasado. La presentadora de Mediaset está viviendo una etapa gloriosa, tras la consolidación de su programa 'Ya es mediodía' y su reciente fichaje por el nuevo reality de la cadena 'La casa fuerte'.
La hija de Fernando Ónega celebrará este mes de junio el segundo aniversario de su tertulia política, pero también está de vuelta como escritora.
Sonsoles acaba de presentar su quinta novela titulada 'Mil besos prohibidos', en la que habla de un encuentro casual entre una pareja, una pasión que renace y un pecado inconfesable.
Con motivo de la presentación de su último libro, Ónega acudió a 'El programa de Ana Rosa' donde Ana Rosa Quintana le preguntó cómo es capaz de tener tiempo para todo. «Escaleto mi vida como si fuese un programa para tener tiempo para todo. Si eso se lo preguntas a mi hijo Yago de diez años, os diría que se lo robo a ellos y no les dedico el tiempo que se merecen», confesó la madrileña.
Sónsoles Ónega también le explicó a Ana Rosa que ha tenido que estructurar sus hábitos para poder escribir su última novela. «Antes lo hacía de noche, pero ahora no puedo trasnochar tanto porque luego la cabeza no me funciona bien. Los fines de semana y las semanas que los niños están con su padre, pues también lo escribo», se sinceró.
La enfermedad oculta de su segundo hijo
Sonsoles se ha caracterizado siempre por mantener su vida íntima alejada de los focos de la televisión, incluso siente pudor al hablar de su íntima amistad con doña Letizia.
La presentadora estuvo casada con Carlos Pardo, un abogado con el que ha tenido a sus dos hijos, Yago y Gonzalo. La madrileña se divorció de su esposo, el pasado mes de agosto de mutuo acuerdo, pero por el bienestar de sus hijos mantienen una excelente relación.
En el año 2016, la expareja recibió una desagradable noticia cuando los médicos diagnosticaron diabetes a Gonzalo, segundo hijo del matrimonio. «La enfermedad de Gonzalo, que se le diagnosticó con cuatro años, ha cambiado nuestra vida. De la noche a la mañana, entré en batalla, estudiando una barbaridad y desenmascarando a la industria alimentaria», relató la periodista.
«Me convertí casi en una activista. Todo está muy adulterado y en el límite permitido por la ley. Fue un grandísimo desengaño, pero he adelgazado 12 kilos, así que, dentro de todo lo que conlleva una enfermedad, tengo que pensar que es lo mejor que nos ha podido pasar», sentenció Sonsoles.