Anabel Pantoja atraviesa una de sus mejores rachas y es que se ha convertido en la protagonista absoluta de las últimas semanas.
Tras unas románticas vacaciones en Ibiza junto a su chico, Omar Sánchez, la sobrinisima ha querido hacer una parada en Huelva. Allí ha podido cumplir por fin una de las grandes ilusiones que desde hace meses la llevaban rondando: reunirse con sus niños.
Tal y como la propia Anabel ha presumido en redes sociales, se ha acercado hasta la casa que su primo, Kiko Rivera, ha alquilado en la Costa del sol. ¿Señal de que ya han hecho las paces?
Recordemos que el Dj y su prima llevan unos meses enzarzados en una guerra sin fin a raíz del apoyo incondicional que la colaboradora le ha brindado a su tía Isabel. Y es que en la casa de Kiko y su mujer, Irene Rosales, ha podido disfrutar por fin de la compañía de sus sobrinos.
"Sin creérmelo", escribía emocionada junto a una bonita imagen en la que aparecía tirándose a la piscina junto a Fran y Ana, los hijos mayores de su primo.
Sin duda, un momento que llevaba meses ansiando, y que debido a los problemas que la familia ha tenido, no había podido llevar a cabo. ¿Se habrá replanteado Anabel invitar a Kiko a su próxima boda?
Todavía no hay pruebas evidentes de una reconciliación, pero este paso indica un acercamiento entre ambos que puede que no guste a Isabel Pantoja.
La Pantojita de Canarias sigue negándose a posicionarse de un lado o de otro, aunque queda muy claro que apoya cien por cien a su tía. Aunque tampoco quiere perder el cariño del que considera como su hermano o dejar de ver a los niños.
Anabel Pantoja paga los platos rotos de la guerra familiar
Sin duda, una postura muy complicada que le ha terminado pasando factura, llegando a distanciarse de su primo, una de las personas que más quiere en el mundo.
Y es que ella se ha convertido en una de las víctimas colaterales de la guerra que madre e hijo siguen manteniendo. Aunque, eso sí, puede que el final esté más cerca de lo que nos imaginamos.
Se rumorea que la venta de Cantora está a punto de cerrarse por la friolera de diez millones de euros.
Algo, que de ser cierto, implicaría que las aguas por fin vuelven a su cauce dentro del clan. Además, parece ser que la tonadillera al fin está dispuesta a devolverle la herencia que le corresponde a 'su pequeño del alma', e incluso a sus hermanos, Fran y Cayetano.
Lo que está claro es que Irene ha podido influir mucho a la hora de que los primos acerquen posturas de nuevo.
Gracias a ella, Anabel nunca perdió el contacto con Fran, Ana y Carlota, a los que adora y que incluso la llaman tita.
Por otro lado, la propia mujer de Kiko Rivera dejaba patente este inesperado reencuentro familiar posando con un bañador de la marca de Anabel. En tiempos mejores, Cantora habría sido el lugar perfecto para este tipo de reuniones.
Sin embargo, actualmente parece haberse convertido en el único refugio para Isabel Pantoja y su hermano Agustín. La artista y su mano derecha siguen al pie del cañón en la batalla legal contra Rivera, y queda esperar para ver como termina la cosa.
De momento, parece que una posible reconciliación entre Kiko y su madre es más que improbable, sobre todo por el daño que se han inflingido uno al otro. Un daño que ya parece irreparable y que necesita de mucho tiempo para poder arreglarse.
Queda claro que a ambos les constará retomar la gran relación que alguna vez tuvieron, aunque seguro que los hijos de Kiko ayudan a allanar el camino. Eso sí, antes Isabel tendrá que hacer examen de conciencia y reconocer realmente sus errores.