Cada episodio de la docuserie de Rocío Carrasco nos deja más impactados. Y el de ayer, el número nueve, fue realmente complicado y sobrecogedor. Lo fue porque en él su protagonista relató una agresión con un cuchillo que sufrió de su hija (Rocío Flores).
No obstante, quizás lo más duro fue descubrir que su primogénita, después de darle una paliza, la denunció a ella por maltrato. Lo hizo con el respaldo de su padre (Antonio David) y tras haber planeado muy bien cómo hacerlo.
Una situación esa realmente trágica y difícil. De ahí que desde entonces madre e hija no hayan tenido relación. Solo hay una condición para que vuelvan a reconciliarse y la dio a conocer ayer en la serie. Se trata de una condición que tiene que ver con el citado hombre.
La nula relación entre madre e hija
Visiblemente emocionada y rota es como Rocío Carrasco ha explicado que su hija, desde lo sucedido, no ha querido saber nada de ella. La joven rechazó cualquier tipo de contacto.
De la misma manera, la protagonista de la docuserie ha reconocido que ella tampoco ha intentado reconciliarse con su primogénita. Y es que ha desvelado que no puede hacerlo: «Yo, hoy por hoy, no puedo. No puedo y la persona que lo quiera entender que lo entienda y la que no lo quiera entender pues que no lo entienda».
A eso y entre lágrimas ha confesado: «Yo no puedo mantener, muy a mi pesar, ningún tipo de relación con una persona que tiene a la otra persona al lado y que ha intentado meterme en la cárcel. Que es que no es que tu hijo te dé una paliza, que ya es y que es antinatura, es que ha ido y me ha puesto una denuncia en connivencia con su padre y que le ha dicho a su padre 'papá, ya está hecho'. Ha premeditado, ha gestionado, ha tenido la capacidad suficiente para trazar con su padre una línea a seguir muy a mi pesar».
La condición para la reconciliación
En ese desgarrador testimonio de Rocío Carrasco ha dejado de manifiesto que lógicamente ella está sufriendo por no tener esa relación con su hija.
De la misma manera, no ha dudado en decir que no va a perder la esperanza de que ese reencuentro se produzca. Sin embargo, tiene claro que para que ese tenga lugar se tiene que dar una condición realmente indispensable.
Así, ha explicado que «se podrá recomponer, pero partiendo de la base de que esa persona no esté ni en la vida de ella ni en la mía». Se refiere claramente a su ex y padre de sus hijos, Antonio David.
El amor de una madre
Tras desvelar todo eso, se ha querido preguntar a Rocío si quiere a su hija, a pesar de todo lo sucedido. Y su respuesta, entre lágrimas, ha sido muy clara: «¿Cómo no la voy a querer? ¿Por qué llevo yo veinte años sin hablar y sin decir absolutamente nada? ¿Por qué? ¿Por gusto o porque me gusta sufrir? ¿Por qué me gusta querer quitarme de en medio? ¿Por qué me gusta malvivir? No. Lo he hecho por ella y por él (por su hijo David), por mi enano y por ella».
A eso ha añadido: «Yo no lo he hecho por otra cosa. Ella ha pasado a ser verdugo, pero antes de verdugo ha sido víctima y todo el mundo se lo ha consentido. Y ahora le hará más todavía».
Esa última frase ha despertado la curiosidad de la entrevistadora y le ha preguntado a qué se refería. Rocío ha sido muy firme contestando: «Él tenía que haberse encargado de que su hija se apartase de todo esto, de que su hija fuese de otra manera, con otra visión de la vida...de que tuviera la figura de su madre intacta».