El documental de Rocío Carrasco 'Contar la verdad para seguir viva' continúa motivando informaciones y reacciones en todo el mundo del corazón. En el último episodio la hija de Rocío Jurado narró como vivió su segundo embarazo en el verano de 1998. En su relato cuenta como Antonio David Flores sometía a una tremenda presión mental a su pareja por aquel entonces, en una relación que vivió infidelidades, discusiones, agresiones o amenazas.
Por aquel entonces la relación veraneaba en las aguas gaditanas de Chipiona, y en lo que en las portadas se narraba como una relación amorosa sana, Rociíto contó que todo era producto de la apariencia, y que en realidad vivía un infierno. Según su testimonio Antonio David llegó a amenazarla con tirarla por la ventana, e incluso llegó a mencionar afirmaciones como «por culpa de los celos vas a malparir a mi hijo».
En el incidente que involucraba la discusión en la terraza de la vivienda, el que era colaborador de Mediaset llegó a agarrar a Rocío Carrasco por el camisón y supuestamente, le abría sacado medio cuerpo por la ventana. «La barriga me estaba dando en el borde de la ventana. Giré la cabeza como pude y le dije que procurara que cuando llegara abajo me hubiera matado. Ahí, tomó conciencia y me soltó rápidamente» comenta la protagonista del producto audiovisual.
'Luz de Gas' y el maltrato psicológico
En raíz a comentarios como «Estás loca. Las hormonas del embarazo te están afectando a la cabeza» o según comentó la madre de familia «los celos te están volviendo loca. Por culpa de los celos iba a malparir un hijo» la situación deshizo el poco amor que quedaba.
El tipo de maltrato al que se veía sometida lo explicaba con acierto la profesora y periodista de la Universitat Oberta de Catalunya, Ana Bernal-Triviño, que lo definía de forma académica. Se trata de un tipo agresión verbal sutil y de origen manipuladora, con la tendencia a debilitar la figura de la víctima hasta el punto de hacer de ella un individuo fácilmente vulnerable.
Al poner en duda ante todas las personas del entorno de la otra parte de la pareja con comentarios como 'estás loca' o 'eres un exagerado' las microagresiones verbales se normalizan hasta el punto de que pasan a ser una realidad para la víctima. En ese momento, «la persona que agrede extirpa lentamente el criterio personal de su víctima, en una espiral de invalidación que le hace dudar de sus propias percepciones, emociones y sentimientos» comenta la experta en salud mental.
Este proceso de manipulación tiene como consecuencia que la parte sometida se apoya por completo en la otra. La parte dominante dispone del poder para hacer las cosas a su beneplácito, ya que es más segura que la segunda, y todo aquello que opine está bien visto. Llega al punto en el que su voluntad se niega y es solo una consecuencia de lo que diga la primera.
El primer embarazo también fue un infierno
Cuando Rocío Carrasco se enteró de que estaba embarazada por primera vez una felicidad la inundó por dentro «era lo más grande e importante que me podía pasar» mencionaba en el documental. Cuando se dirigió a Antonio David para comentarle la noticia la reacción que tuvo su expareja la trastocó duramente.
«Le dije que estaba embarazada, y él se cayó al suelo. Lo único que decía era que no podía ser, que no podía ser. Él sabía que si dentro de mi existía la mínima posibilidad de que no lo tuviera, me habría obligado a cambiar de opinión. Me dijo: vas y se lo dices tú a tus padres y a los míos, porque a mi me matan» rescataba en su documental.
De esta forma fue la hija de Rocío Jurado la encargada de contarle a todo el mundo la noticia, aunque según continúa narrando en el producto audiovisual la reacción más complicada venía del entorno de Antonio David. El brutal testimonio se efectúa desde una perspectiva únicamente, pero conforme pasan las jornadas se continúan revelando nuevas informaciones sobre el difícil romance que vivieron los implicados.