El cambio físico experimentado por la reina Letizia en los últimos años es más que notable. Y es que según señalan varios expertos, la monarca "recurre a tratamientos de medicina estética de forma regular, como cualquier otra persona que se cuida".
A la mujer del rey Felipe le encanta cuidarse, de eso no cabe duda, aunque la genética también juega un papel muy importante.
"Juega un papel importante en cuanto al inicio, la forma y la velocidad a la hora de envejecer, y en su caso juega un papel a favor", aseguran. En el caso de la reina, queda claro que los años no pasan por ella, luciendo mejor que nunca.
"Todo indica que Letizia mantiene a raya los factores externos que agravan el envejecimiento. Lo que significa que evita una alimentación desordenada, la poca hidratación, el alcohol en exceso, drogas o exposición solar".
Para conseguirlo, aparte de cuidar detalles como la alimentación o el ejercicio físico, Letizia no duda en recurrir también a ciertos tratamientos estéticos.
Los retoques a los que se ha sometido la reina Letizia
"Los tratamientos vitales e indispensables para prevenir y enlentecer el envejecimiento a nivel profundo son el bótox y el ácido hialurónico".
De hecho, parece ser que la madre de la princesa Leonor no puede esperar para retocarse, y acude religiosamente a consulta cada cuatro meses. "Es decir, tres veces al año".
El rostro de la monarca desde su época de periodista ha sufrido un cambio drástico, mostrándose ahora más jovial y dulce en su apariencia.
"Mucho más joven claramente, pero es curioso ver como esa rigidez de su época de periodista ya no existe. Su rostro y sus facciones lucen naturales. Así, es fácil reconocer por dónde ha pasado el bisturí", remarcan.
Queda patente que a sus 49 años luce un rostro perfecto, habiéndose deshecho de complejos físicos como su nariz. "La forma, el tamaño... un cúmulo de características que no agradaban a la, por entonces, presentadora de Informativos".
También cabe señalar que ahora su rostro luce más redondo y sus labios más rellenos. Además, poco después de la operación de nariz, por supuestos problemas respiratorios, la siguiente facción que sufrió un notable cambio fue su mentón.
Al parecer, tras la intervención, la silueta de su rostro quedaba algo descompensada. Y justo por eso optaba por haberlo menos prominente creando un perfil más equilibrado.
A eso se suman otros recursos como el bótox y el ácido hialurónico, que emplea para mantener a raya las arrugas.
La gran transformación de la reina Letizia
Dando así, un aspecto más joven al rostro y una expresión más relajada. Pero por descontado queda que Letizia entrena mucho, e incluso tiene un entrenador personal que acude a Zarzuela casi a diario.
"No es cierto que entrene en el mismo gimnasio que el resto de los empleados. Lo hace en uno que tiene la familia. Practica sesiones de pesas y ejercicios de cardio y, de vez en cuando, hace running por los jardines del palacio", sostienen desde su entorno más cercano.
Por los visto, la mujer del rey Felipe es una gran fan del yoga porque "le ayuda a reducir la ansiedad y a mejorar la postura".
"Aunque no parezca importante para una persona que pasa tanto tiempo de pie es super importante. Lleva diez años haciéndolo y verla es un espectáculo. Cuando ella hace algo, lo hace perfecto o no lo hace".
Y, como bien es sabido, la reina se ha enfocado muchísimo en cuidar también la alimentación de su familia. De hecho, solo consumen alimentos saludables, como frutas y verduras procedentes de agricultura ecológica u orgánica.
"Cero productos químicos. El azúcar restringido al máximo. Eso para la familia. Pero con ella misma es todavía más exigente", insisten.
Al parecer, la monarca "es fan de la dieta Perricone. Tienen propiedades antioxidantes, anti-inflamatorias y anti-retención de líquidos".
Y no solo el físico de Letizia ha cambiado con el paso del tiempo, sino también su personalidad. Sobre todo a raíz de la muerte de su hermana Érika Ortiz. Desde ese momento, la reina ya no se fía de casi nadie.
"Es muy habitual verla durante un acto hablando con algún invitado tapándose la boca o dando la espalda a las cámaras". Todo con la clara intención de evitar que nadie pueda saber lo que está diciendo.