Pilar Eyre ha vuelto a sorprender con la nueva entrega de su blog en Lecturas, y es que la periodista ha relatado la primera pillada del rey emérito, Juan Carlos I.
Así, Eyre ha recordado cómo, en una semana como esta de 1922, el matrimonio de los reyes estuvo a punto de saltar por los aires. Juan Carlos I dejaba atrás a su familia y se escapaba junto a una de sus queridas amigas, que estaba internada por depresión en una clínica de Suiza.
"Hizo dos viajes en absoluto secreto, estuvo varios días sin el permiso de nadie, sin informar a quien corresponda", ha relatado la periodista.
"El hombre superficial que de todo se reía, el campechano frívolo que parecía estar por encima de las pasiones terrenales, el 'bon vivant', el epicúreo, sufriendo y sacrificándose...", ha proseguido.
"¡No por España, sino por un amor! Quizás nunca nos hubiéramos enterado si no hubiera intervenido la mala suerte".
Según cuenta Pilar Eyre, desde la Casa Real se encargaron de ocultar este escarceo hasta el último momento. De hecho, el general Sabino Fernández Campo advertía que ante todo le preocupaba la reina Sofía, quien sufría con los comentarios maliciosos sobre su vida privada.
"No lo hago por el Rey, que está por encima de estas cosas y un cierto donjuanismo no le hace daño a ningún español, sino por la Reina, que sufre mucho".
La indiscreción de Felipe González que delató al rey
Esas eran las palabras que pronunciaba el que fuese cómplice y fiel escudero del monarca. Sin embargo, no pudo evitar que el entonces presidente del gobierno, Felipe González, metiera la pata.
Y es que al ser interrogado por la prensa, descubría que Juan Carlos I no se encontraba en el país.
"Cuando los periodistas le preguntaron si había consultado con el Rey el nombre del sustituto de un ministro, se limitó a responder: «No he podido hacerlo, porque el Rey no está»".
"¿Cómo? ¿Qué el Rey no está?", se preguntaban todos. "Estas cuatro palabras desatan una tormenta que erosionará por primera vez la figura del rey Juan Carlos", señala Pilar en su blog.
En ese momento, a Sabino no le quedaba otra que confesar su verdadero paradero. "Lo que se me ha dicho es que su majestad está descansando en Suiza", desvelaba.
"Todos se llevaron las manos a la cabeza. ¿El Rey descansando en Suiza? Entonces, ¿quién demonios había firmado una ley el 18 de junio?"
Hubo quien incluso se atrevió a pronunciar la palabra falsificación. Sin embargo, "el Rey se cree inmune a todo y sigue en Suiza besando la mano adorada".
"«No te preocupes, chiquita, que aquí estoy»", se burla Eyre. "Hace un viaje relámpago a Madrid, habla con Felipe y regresa de nuevo a Suiza".
"¡Hasta que su amada no esté fuera de peligro no piensa moverse de su lado! ¡Aunque se hunda el mundo!", ha señalado.
Pero es no es todo, ya que el emérito falta incluso al 79 cumpleaños de su padre, que estaba ya en las últimas. Tampoco asiste su hijo Felipe, quien prefiere pasar el tiempo junto su novia, Isabel Sartorius.
¿Y a quién le toca pagar los platos rotos? Pues a la inigualable reina Sofía. "Se echa a llorar en el coche, hasta el punto de que su conductor debe aparcar en el arcén".
Según Pilar Eyre, en ese momento "finge que no se da cuenta y espera a que su señora se recomponga y pueda entrar en la fiesta disculpando a su marido y a su hijo. «Juanito tenía un asunto urgente... Felipe estaba ensayando el desfile de la Olimpiada...»", les exculpa.
Poco después, era la revista Época la que puso nombre a la mujer de la que todo el mundo hablaba, llamándola “la dama del rumor”. Se trataba de Marta Gayá.