Paolo Vasile no suele aparecer casi nunca en pantalla. Sin embargo, todo el mundo es capaz de ponerle cara. En cualquier caso, el jefe de Telecinco es todo un desconocido para la audiencia.
Apuesta por mantenerse siempre en un segundo plano. Desembarcó en España con su familia en 1999. Tenía la difícil misión de convertir a la cadena en la más vista del país.
Por aquel entonces, Vasile no estaba muy seguro del proyecto. Fue su mujer la que le ayudó a tomar la decisión. "Ella es la responsable", confirmaría con los años.
Su esposa desempeña un papel esencial en su carrera. Cuando apenas tenía 30 años le aconsejó que dejara la producción de cine por la televisión. Posiblemente no viesen futuro en aquello.
Tenían también la experiencia de su padre, que acabaría arruinado haciendo películas. Fue el productor de obras como Roma, de Federico Fellini, o Pan y Chocolate, de Franco Brusatti.
Después de aquello, se daría cuenta que el cine no era la mejor manera de ganarse la vida. Y tampoco es que sienta una gran pasión por la televisión. En alguna ocasión reconoció que si hiciera los programas "que quiero, estaría arruinado".
Insiste en que "no trabajamos para la gloria. Trabajamos por el éxito". Eso es algo evidente en su cadena, donde los programas emitidos no brillan precisamente por su calidad.
Le preocupa el futuro y el bienestar de sus empleados. Confiesa que su gran "batalla" es "mantener el empleo de mis 1365 trabajadores. Hoy en día, mandar a casa a un trabajador es matar a tres personas", señalaba con gran sinceridad.
Paolo Vasile es un fiel protector de su gente, y así lo demuestra con frecuencia con los presentadores estrella de Mediaset. Todas las mañanas recibe la llamada de su directora de comunicación para enterarse de lo que hablan los medios. A partir de allí llegará el momento de felicitar a sus trabajadores por los datos de audiencia.
De hecho, los que terminan su programa de madrugada son despertados con el mensaje de su jefe felicitándoles por el resultado. El sonido del móvil supone una buena señal. Él solo se encarga de contactar con ellos si hay buenas noticias.
Después de ponerse al corriente sobre las audiencias, llega la hora de analizar estas estadísticas, reunirse, planificar y tomar decisiones. Procura seguir siempre la misma rutina. Solo la llamada o el mensaje de su mujer o hijos es capaz de interrumpirle.
Para ellos siempre saca unos minutos para atenderles. Prioriza a su familia sobre todo lo demás. "Ya puede estar reunido con un ministro, que siempre contesta", señalan personas de su entorno.
Paolo Vasile y la soledad de España
Paolo Vasile no suele alargar en exceso su jornada de trabajo. Procura retirarse para casa a una hora prudencial. Asegura en tono de broma que su familia en España está en Fuencarral.
Y es que tanto su mujer como sus hijos ya residen en Italia. Hace ya ocho años que decidieron volver a su tierra después de acompañarle en esta aventura en Madrid.
En cualquier caso, el jefe de Telecinco procura estar muy pendiente de ellos en todo momento. Las visitas a Roma son frecuentes. En concreto todas las semanas.
Nada más finalizar la jornada laboral de los viernes toma un vuelo para regresar con los suyos. En tierras italianas deja de ser el responsable de Telecinco para ser una persona totalmente anónima.
Suele aprovechar para ir al cine con su mujer o pasar tiempo en casa con los amigos. Procura reunirse con ellos los domingos para ver los partidos de la Roma, algo que han convertido en una especie de ritual.
Los lunes, Paolo Vasile vuelve a la realidad. En Barajas le espera un chófer para regresar a las instalaciones de Fuencarral y enfrentarse a una nueva semana.