Kasia Gallanio, conocida como la jequesa de Marbella, murió rodeada de botellas de alcohol y varias cajas de antidepresivos. La familia permanece a la espera de recibir los resultados de los análisis toxicológicos para conocer las causas del fallecimiento. Vivía apenada por su grave situación familiar.
Permanecía separada del padre de sus tres hijas, Abdulaziz Al Thani, que es el tío del emir de Qatar. De hecho, la relación entre ellos era muy tirante. Mantenían un duro litigio en los tribunales, a lo que se unía la denuncia de acoso que presentaron dos de las niñas contra el padre.
Kasia recibió el pasado 16 de mayo un duro revés del que no se recuperaría. Ese día le comunicaron la sentencia judicial por la cual perdía la custodia de las menores. Aquello acabó por agravar aún más su estado de depresión, como confirmó una de las hijas a la Policía.
La joven explicó en la comisaría de Marbella que llevaba cuatro días sin tener noticias de ella y que tuvo "un mal presentimiento". De ahí que el pasado 29 de mayo decidiera contactar con el servicio de emergencias de Andalucía. Al cabo de unos pocos minutos, una patrulla llegaría hasta el complejo Playas del Duque, donde tenía fijada su residencia.
Llamaron varias veces a la puerta, pero no recibieron contestación. El conserje de la urbanización les facilitó una llave, pero tampoco pudieron encajarla al haber otra en la cerradura por dentro. En vista de eso optaron por llamar a los bomberos, que entraron al inmueble por la ventana del rellano.
Cuando los policías se adentraron en la casa encontraron a Kasia boca abajo sobre una de las camas. No detectaron signos de violencia en el cuerpo y solicitaron apoyo a la Policía Judicial y Homicidios, recoge el Sur.
En el informe de la inspección ocular hallaron restos de vómitos en la cama y en el baño de la planta superior. Por toda la vivienda había botellas de vodka, algunas de ellas rotas, con restos de cristales por el suelo. Esto explicaría de alguna manera las manchas de sangre que se localizaron.
Los testimonios recabados por la policía indicaron que la fallecida tenía problemas con el alcohol. Era habitual que hiciera la compra de botellas por medio de repartidores a domicilio. Llevaba semanas sin ganas de salir de casa.
La última vez que la vio el conserje con vida fue cuatro días antes de que encontraran su cuerpo. Explicó que en las viviendas colindantes no hay vecinos, por lo que nadie puede escuchar nada.
En principio, se descarta la posibilidad de la muerte violenta, ya que los investigadores de la Científica no han apreciado indicios. En el interior de la casa encontraron joyas y ropa de marca, y no había signos de que la hubieran forzado.
Kasia, una muerte misteriosa
Kasia falleció en su domicilio, pero la falta de cámaras de seguridad y de testigos, dificultará mucho la búsqueda de respuestas. Todo quedará a expensas de lo que revelen los análisis.
Incluso será complicado determinar si la mezcla de alcohol y pastillas fue de manera accidental o voluntaria. Tampoco dejó ningún tipo de mensaje de despedida o carta dirigida a su familia.
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Los agentes sí que encontraron en su vivienda "múltiples medicamentos", como es el caso del disulfiram. Se usa para tratar el alcoholismo crónico, además de algunos blísteres de antidepresivos. En algún momento, se rumoreó con la posibilidad de que muriera por sobredosis, pero no hallaron estupefacientes.
Las hijas de Kasia pidieron a la opinión pública que tuvieran en cuenta el "traumático trance" por el que estaban atravesando. "Rogamos que se permita a la administración de justicia realizar su labor, evitando especulaciones gratuitas", apuntaron en un comunicado.