Estas Navidades han sido muy complicadas para Isabel Pantoja, y es que se ha visto más sola que nunca.
Tras la devastadora pérdida de su madre, y alejada por completo de sus hijos, a la tonadillera solo le queda el consuelo de su hermano Agustín.
Además, a eso se suma la docuserie que prepara uno de sus grandes enemigos: Julián Muñoz. El exalcalde ha vuelto dispuesto a contar "su verdad".
Algo que Pantoja no se ha tomado nada bien. De hecho, fuentes cercanas sostienen que la noticia la llevaba al límite.
Por lo visto, en Cantora se vivió un auténtico drama. Tanto es así, que Agustín tuvo que llamar a un médico asustado por los gritos de "pánico" que daba tras ver el avance de la docuserie.
"Isabel no dejaba de repetir una retahíla y no paraba de decir 'qué más me puede pasar. Se acaba de morir mi madre, no tengo a mi hijo, tengo una ruina en todo lo alto y ahora viene este señor a remover cosas'", aseguran que repetía la tonadillera.
Isabel vivió un auténtico infierno durante el tiempo que pasó en prisión. Y todavía no lo ha superado, ya que ni siquiera soportaría que el mencionasen el incidente.
Los hijos de Kiko Rivera, distanciados de su abuela
Por otro lado, la relación con su hijo Kiko Rivera está peor que nunca. La tonadillera ha llegado a un punto en el que directamente no quiere saber nada más de él y da su relación por rota.
"Para ella su hijo se ha acabado por completo", afirman fuentes cercanas a ella. "No permiten que le hablen sobre Kiko ni que le aconsejen sobre él ni sobre lo que tiene que hacer para acercar posturas con su hijo".
Sobre todo, después de oír las devastadoras palabras del Dj durante su viaje a Nepal con Jesús Calleja. El marido de Irene Rosales culpaba directamente a su madre de su caída en las adicciones.
"No quería ver que su hijo era así, pero tu hijo es así. Y probablemente gran parte de que tu hijo sea así sea culpa tuya, porque no has estado conmigo todo el tiempo que deberías de haber estado. No le echo las culpas pero ella también tiene su parte de culpa".
"Es la labor de un padre saber por dónde va su hijo. Quizás, si hubiese estado más atenta yo no hubiese caído".
"Mi mujer decidió llamar a mi madre y contárselo", contaba Kiko Rivera. "Todo esto pasó después de un ciego enorme. Cuando yo hablé con mi madre, estaba en plena resaca después de haberme puesto hasta las cejas".
Sin embargo, la artista no se preocupaba lo más mínimo del estado de su hijo y llegaba a convertirlo en un tema tabú.
"Después no me volvió a preguntar nunca más cómo me encontraba, cómo me sentía o si lo había vuelto a hacer", le reprochaba Kiko.
A pesar de que el fallecimiento de Doña Ana pareció unir de nuevo a madre e hijo, nada más lejos de la realidad. Isabel Pantoja se negaba, según su propio hijo, a reconocer sus errores y sentarse a hablar con él. Desde entonces, su relación se veía completamente rota.
Y los principales afectados han terminado siendo sus nietos, que no cuentan con el cariño ni la presencia de su abuela.
Un año más, ni Ana, ni Carlota ni Francisquito podrán visitar Cantora para recoger los regalos que les hayan dejado los Reyes. Algo, que afecta también al hijo de Chabelita, Albertito, quien hace tiempo que tampoco ve a su abuela. Sin embargo, eso no quita que Isabel Pantoja les eche de menos y les tenga presentes.
Todos ellos son muy queridos en la familia, pese a haber confesado Kiko en una ocasión que cuando Irene estaba embarazada no le tenía cariño al futuro bebé: "Yo no le toqué la barriga a mi mujer ni una sola vez. Nada. No quería saber nada, hasta el punto de que, cuando nació, sentía rechazo por esa niña".