José Rabadán apenas tenía 17 años cuando asesinó con una catana a sus padres y a su hermana. Aseguraron que su afición por el manga y los videojuegos le llevaron a actuar de esta manera. Hoy, 22 años después de aquel suceso, puede considerarse una persona totalmente reintegrada en la sociedad.
Durante su estancia en prisión hubo un detalle que le cambió la vida. Recibió una carta cuando estaba internado en la cárcel de León por parte de un recluso. Mostró interés por su caso y le recomendó que ingresara en la Iglesia Evangélica.
En un documental, Rabadán reconoció que aquel consejo supuso un antes y un después para él. A partir de ahí se refugió en la fe evangélica, dejando de ser "un enfermo", aseguró.
Desveló que acudió a la iglesia evangélica que ayudaba a la rehabilitación de presos. Eso le ayudó para empezar a ver la luz al final del túnel. Cumplió una condena de seis años en un centro de menores, comenzando una nueva vida nada más salir de prisión.
Contrajo matrimonio con la hija de un pastor evangélico, con la que tuvo una niña. La conoció mientras él se encontraba encerrado en el centro gracias a la labor de la asociación. Abandonó su Murcia natal para instalarse en Cantabria, donde reside con su nueva familia.
Trabaja como bróker de Bolsa y se considera totalmente rehabilitado. En gran parte, responsabiliza de esto a la religión.
Hay que decir que no fue nada sencilla su estancia en el centro de menores de Las Moreras, en Murcia. Desde el primer momento le llegaron un gran número de cartas, pero en todas ellas le definían de héroe. Muchos jóvenes no dudaban en declararle su admiración por el crimen cometido.
Se dio la casualidad que entre las fans de José Rabadán se encontraban dos chicas de Cádiz que siguieron sus mismos pasos. Durante un tiempo se cartearon con él y llegaron a matar a una compañera de clase en 2002.
La relación con una de ellas fue a más con el tiempo, llegando a tener encuentros vis a vis. También llegaron a plantearse la posibilidad de casarse. Pensaba que era su alma gemela.
Este joven murciano se hizo muy popular en el 2000 en España tras acabar con la vida de sus padres y su hermana pequeña. Para ello utilizó una catana. Su deseo era vivir solo, sin el control de sus progenitores.
Les mató tras acuchillarlos con esta arma y tras asestarle una gran cantidad de golpes con gran violencia. El mismo final tendría su hermana con síndrome de Down, que contaba con 11 años. En aquel momento aseguró que lo había hecho con buena intención, para que no sufriera quedándose sola.
José Rabadán estaba obsesionado con los videojuegos
José Rabadán era visto por sus vecinos como un chico muy tímido, reservado, que apenas socializaba con los jóvenes de su edad. Prefería encerrarse en su dormitorio para jugar a los videojuegos. Se declaraba un obsesionado del Final Fantasy.
Quería emular a su protagonista, de ahí que pidiera en casa que le compraran una catana. Los padres accedieron a sus deseos, sin imaginarse lo que eso implicaría.
El 1 de abril de 2000 se levantó de la cama, y tras coger su catana se dirigió a la habitación de sus padres. A su madre no le dio tiempo a despertar y la asesinó mientras dormía. Por su parte, a su padre le arrancó tres dedos en un primer intento, para a continuación cortarle la cabeza.
Tres días después del crimen José Rabadán sería detenido. Había puesto rumbo a Barcelona, donde tenía intención de quedarse con una chica a la que había conocido por internet. A los 24 años quedaría en libertad para iniciar su nueva vida.