Tamara Gorro y Ezequiel Garay se casaron en 2012. A pesar de que la modelo no siempre quiso ser madre, cuando lo intentó se encontró ante la situación más complicada de su vida al darse cuenta de su sueño era muy difícil de hacerse realidad de forma natural, por lo que terminaron recurriendo a la gestación subrogada.
Un proceso gracias al cual vino al mundo su primera hija, Shaila, en 2015. Poco después, recibía la mayor alegría de su vida tras quedarse embarazada por fin, y traer al mundo a Antonio. Ahora, parece que su deseo es volver a intentarlo e ir a por un tercer bebé.
«No me he plantado todavía, pero si me lo pusieran fácil mucho mejor», ha asegurado Tamara en la entrevista que ha concedido a la revista 'Diez Minutos'. «Si me piden que compre un niño, no lo voy a hacer».
Además, la influencer ha confesado que en el camino al éxito que tiene hoy en día, no lo ha tenido nada fácil. «No me han regalado nada», ha recalcado. «He tenido más piedras que caminos llanos. Muchas veces se huzga antes de conocer. A mí se me ha juzgado mucho y lo seguirán haciendo».
Ella denuncía la cantidad de críticas que ha recibido. «Me han hecho daño por hacerme sentir que no podía valer. Eso a mí me ha supuesto un reto y lo he conseguido».
«Te casas con un futbolista y ya está: le tienes que querer por su dinero y no quieres dar un palo al agua. Yo no soy así. Yo no puedo estar parada. He llegado a trabajar gratis hace años para demostrar que podía hacerlo».
A pesar de los prejuicios que tiene la gente por sus inicios, ya que comenzó en televisión, Gorro asegura que no se arrepiente de nada. «Empecé en televisión porque era un dinero rápido y lo necesitaba. Pero no me arrepiento, porque no he hecho nada de lo que me tenga que arrepentir».
A eso añade que la fama no la ha cambiado, y que sigue teniendo mucho cuidado con sus gastos. «Yo no he cambiado, lo que sí ha cambiado, gracias a Dios, ha sido mi cuenta bancaria. Soy consumidora, porque hay que consumir, pero soy de las que mira el dinero porque nunca lo he tenido. He tenido que pedir mucho dinero a mis amigos y sé lo que es no tener y que tu madre no pueda pagar el recibo de la luz».
Aunque, sin duda, ha sido el difícil proceso de convertirse en madre lo que más ha marcado a la influencer, porque ha podido conocer de cerca las diversas opciones que se ofrecen a las mujeres que no pueden convertirse en madres de forma natural. Además, no cabe duda de que ella ha conseguido romper muchos tabúes al hablar abiertamente de la gestación subrogada.
«Yo no me voy a poner una medalle, porque no me corresponde, pero sí es verdad que rompí ese tabú, porque en España el proceso de gestación subrogada todavía está mal visto».
Y, en concreto, a la hora de intentar adoptar, ha denunciado las desavenencias con las que se toparon ella y su marido. «Hace tres años ibamos a recoger un niño a Uganda. Yo lo único que quería es que fuese un niño necesitado de amor. Y nos mandaron la foto de Dylan. En ese momento, ya se lo contamos a nuestra familia. Y nos llamó el abogado para decirnos que teníamos que pagar 60.000 o 70.000 euros».
«Yo, en mi ignorancia, creía que eso era por el proceso y me dijeron que no, porque ese dinero no iba estar justificado. No me lo creía. En ese momento, Eze y yo nos miramos y decidimos que no íbamos a comprar un niño».