Mónica Pont es consciente de que hubo un día que marcó un antes y un después en su vida. Se trata de un susto que tuvo al volante, en el que estuvo muy cerca de morir. Un comportamiento inadecuado por su parte tuvo la culpa.
No duda en mostrar su agradecimiento a los profesionales que la ayudaron con la recuperación. Sobre todo al doctor Edmundo Guadarrama, al que define como "el mejor cirujano plástico de cirugía reconstructiva".
Mónica considera que "si no fuera por él, hoy estaría totalmente desfigurada, y posiblemente con mi carrera terminada". En una entrevista a la revista Semana confiesa que "todas estas vivencias y experiencias sirven para seguir creciendo y dar las gracias de estar vivo". En su opinión, "todo pasa por algo, estoy segura".
Admite que tuvo lugar por un fallo de ella. "Me despisté mirando el teléfono. No llevaba el cinturón de seguridad puesto" y eso provocó que no saltaran los air bags, de ahí que resultara gravemente dañada.
Le dejó heridas en el rostro y le arrancó gran parte del cuero cabelludo. Sin embargo, gracias al papel del cirujano "no me ha quedado ninguna cicatriz visible. Las de la cabeza se taparon con mi pelo", añade.
Mónica Pont se encuentra en estos momentos muy centrada en su carrera. En su momento decidió armarse de valor y hacer las maletas para emigrar. Quería empezar una nueva vida y optó por marcharse a México, donde no le falta trabajo.
"Acabo de terminar una participación en la película Killer Babes y ahora empiezo en breve una nueva novela para una cadena de televisión conocida", destaca. Explica que en su día decidió marcharse de España por dos motivos. En primer lugar, para buscar nuevas oportunidades laborales, pero también por motivos personales.
En nuestro país, Mónica Pont "apenas" recibía propuestas interesantes. Atrás queda ya la actriz inocente que se dio a conocer hace unos cuantos años en Hostal Royal Manzanares. "Ha llovido mucho desde entonces, pero algo sí que conservo de aquella niña jovencita que interpretaba a la prima de Lina Morgan", apunta.
Cuenta que todavía sigue "saltando de alegría" cada vez que su agente le comunica que le han escogido para un papel. Explica que ahora es mucho "más realista, menos naif", pero mantiene intacta la ilusión por aprender.
Si el trabajo se lo permite tiene previsto escaparse unos días a España para "visitar a mis seres queridos". También le gustaría ir a Londres "a ver a mi hijo, que tiene ahora el campeonato de la British Fórmula 3". Está muy pendiente de la carrera automovilística de su primogénito, que tiene 18 años.
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Mónica Pont se acuerda mucho de su familia
Mónica Pont es feliz con su nueva vida en México, donde ha encontrado las oportunidades que no tenía en nuestro país. Sin embargo, señala que echa de menos a su familia, que se encuentra a miles de kilómetros.
Se acuerda sobre todo de su madre, "que ya está empezando a hacerse mayor. Ahora es cuando más necesita estar cerca de sus hijas. Echo de menos a mi hermana, a mi sobrino, y sobre todo a mi hijo, claro".
Cuando se le pregunta si tiene el corazón ocupado, admite que ahora está en otra fase de su vida. "Yo ya quemé esa etapa. Ya me enamoré, me casé, tuve a un hijo precioso", y entiende que "ya lo tengo todo hecho".
Eso sí, Mónica no le cierra ninguna puerta al amor. "Estoy soltera, pero no sola. Claro que aparecen personas en mi vida, pero con los años, eso del amor lo ves desde otra perspectiva más madura", añade.