Morante de la Puebla llora el fallecimiento de una de las personas más importantes de su vida. Hace unas horas, se despedía de su padre, roto de dolor. Había sido quien le había apoyado durante toda su carrera y eso es algo que no conseguía olvidar.
Al entierro acudieron rostros muy conocidos como César Cadaval, Espartaco o Mari Ángeles Grajal, viuda de Jaime Ostos. Todos ellos quisieron arropar al cigarrero, que destacó el importante papel que había desempeñado en su trayectoria.
Un momento duro para Morante. Rafael tenía 74 años y sufría una enfermedad degenerativa por la que fue hospitalizado hace un par de meses. Estaba casado con Josefa Camacho y tenían dos hijos: el diestro y María de las Nieves.
Sus restos mortales fueron enterrados en la localidad sevillana de La Puebla del Río, de donde era natural.
El sevillano tenía claro desde muy pequeño que quería dedicarse al mundo del toro. Con apenas cinco años, acudía a los bares con su progenitor para escuchar los comentarios taurinos de los clientes. Hay que decir que a Rafael no le hacía demasiada gracia la pasión que tenía el pequeño.
Él no era aficionado y tampoco veía con buenos ojos que su hijo mostrara tanto interés. Pero un día decidió sorprenderle por reyes y le regaló un vestido de torero, de los que están pegados en un cartón. Sin embargo, eso no pareció importarle demasiado al crio, que se volvió loco de alegría.
Era habitual que asistiera a las becerradas que había por el pueblo. Con apenas nueve años e incumpliendo la ley lidió un becerrillo en Villamanrique de la Condesa. Después de todo aquello, al progenitor no le quedó más remedio que ceder.
Morante de la Puebla comprobó cómo su familia realizó un gran esfuerzo para que hiciera carrera en el mundo del toro. Su padre era empleado en una empresa de arroces y el dinero que llegaba a casa era escaso para pagar sus caprichos. En vista de eso, tuvieron que recurrir a la imaginación.
Montaron algún pequeño negocio y se inventaron rifas para sufragar los gastos que suponían los paseíllos del joven. A lo largo de su trayectoria, nunca le faltó el respaldo de Rafael, al que era posible verle en el callejón de las plazas. Siempre aparecía con la lógica preocupación.
Cuando el torero se convirtió en una figura, pudo devolverle a su familia todos los esfuerzos que habían hecho por él. Desde hace años, está considerado el número 1 y nunca se ha olvidado de sus padres, a quienes tenía muy presentes.
Morante de la Puebla, una persona muy familiar
Morante de la Puebla siempre ha sido muy familiar. En 2005, contrajo matrimonio con Cynthia Antúnez, su novia de siempre, con la que tuvo un chico. Pero la historia de amor se rompió a los tres años.
En 2011, volvería a pasar por el altar acompañado por Elisabeth Garrido, quien le dio dos hijas. Su gente más cercana y el toreo son las dos grandes pasiones del diestro. Después de enterrar a su padre, debe tomar una decisión.
Aún se desconoce si este jueves estará presente en la plaza de toros de Algeciras, donde estaba incluido en el cartel. Ha sufrido mucho por el fallecimiento de su padre y no se sabe si estará en las mejores condiciones para saltar al ruedo.
Tampoco es descartable que Morante de la Puebla decida salir y cumplir con su trabajo. Sería la manera de homenajear a su padre, que fue su gran apoyo desde pequeño.