No todo lo que nos ocurre estos tiempos convulsos se puede achacar a las limitaciones ocasionadas por vivir en una pandemia, en algunos momentos tenemos momentos para sonreír, y sobre todo para la esperanza. Con la llegada de la Navidad se desplegó la sensación de que nada cambiaría y que las tradiciones se mantendrían tal y como se recuerdan, pero no ha sido así.
Si bien es cierto que hay leyes no escritas que parecen repetirse , como que el dinero atrae al dinero, y que los dados tienden a caer del lado que más pesa. En esta época de tradiciones hay un clásico que reúne a todos los miembros de la familia —en esta ocasión con mascarilla— con el pack tradicional de décimos de lotería. El descrito es el Gordo de Navidad.
Se encarga de traer a las casas la fortuna aleatoria del dinero, normalmente lo hace en aquellas más anónimas, pero hay otras ocasiones en las que la persona ya era afortunada con anterioridad, al menos en capital, es el caso de Mercedes Milá.
Superstición como forma de vida
La presentadora de televisión se ha caracterizado por creer en las artes más tendenciosas del azar. Prueba de ello el programa que la lanzó al estrellato, 'Gran Hermano'. Algo se escondía detrás de aquel 12+1 que llegó a las pantallas de los televidentes españoles en uno de los buques insignia de Mediaset.
Pero fue en la octava edición donde la presentadora fue agraciada con la suerte de las bolas del bombo. En 2006, tras el último programa de la temporada, la estrella recibía la noticia de que junto a sus compañeros de la productora Zeppelin uno de sus décimos había resultado premiado.
Con motivo del éxito mediático, una parte de los beneficios que resultaron de aquella tarea del azar acabaron en los bolsillos de los trabajadores que participaban en el 'reality' de la sierra de Guadalix.
Otras personas de renombre a las que El Gordo les cambió la vida
Soraya, la cantante que alcanzó al estrellato tras la segunda edición del 'talent show' Operación Triunfo, tuvo un amable encuentro con la fortuna. De por sí, la artista tiene la costumbre de comprar lotería en cada una de las ciudades donde tiene actuaciones, para después repartirla entre sus padres.
Uno de esos años, la suerte premió el gesto, cuando uno de esos boletos premiados resultó ser afortunado. El décimo era un segundo premio de 125.000 euros, que atendiendo a las cifras de probabilidad escala a una probabilidad entre cien mil.
Sin duda uno de los casos más entrañables y que por casualidad ha traído mayor fortuna es el Nacho Guerreros. Si bien él no fue directamente el afortunado, su progenitor tuvo la suerte de comprar uno de los billetes premiados en 2002. Lo compartió con él, y con ese dinero, el actor invirtió en un negocio de decoración.
Pero la decisión que realmente haría cambiar su vida fue la adquisición de los derechos de la obra 'Bent', de Martin Sherman, que más tarde adaptaría al teatro y con la que consiguió un premio de la Unión de Actores. Tras el reconocimiento, Guerreros consiguió un papel en 'Aquí No Hay Quien Viva' para terminar afianzándose en la serie 'La Que se Avecina', el auténtico buque de entretenimiento de Mediaset.
En la mayoría de casos la fortuna no atiende a los problemas de quien la recibe o padece, pero también es cierto que en una época donde escasean las alegrías no sería de agrado desprenderse de aquello que aporta una llama de ilusión. Sea o no uno reconocido por la opinión pública.