María Patiño se ha abierto en canal y ha hablado abiertamente sobre el infierno que ha vivido por culpa de los trastornos alimenticios.
"Me resultó difícil salir y lo logré porque me presenté a una unidad experimental a modo de terapia", confesaba a la revista Lecturas.
Además, la presentadora de Socialité aseguraba que "es una adicción de por vida en la que no ha vuelto a recaer".
Y explicaba que "detrás de cualquier adicción hay un problema que hay que atajar. Hay que averiguar qué es lo que me llevaba a la ansiedad, esa manera de autodestruirme y castigarme".
"Cuando te perdonas y analizas tu situación y tus carencias y potencias lo positivo que no veías, te vas superando", señala.
A pesar de estar recuperada, sostiene que "nunca podría darse una comilona porque podría pasarle factura".
"Llevo una vida saludable y si me tengo que comer un flan no me pasa factura. Lo que no puedo hacer es saltarme una comida".
Sin embargo, Patiño no es la única que ha enfrentado este tipo de problemas, ya que muchas otras famosas han tenido que luchar contra la anorexia o la bulimia.
La obsesión de Lorena Gómez por triunfar
Lorena Gómez reconocía abiertamente que lo pasó muy mal tras su salida de Operación Triunfo.
"Llegué a pesar 55 kilos y ese peso con un metro ochenta que mido, eso es súper súper delgada".
La cantante recuerda que cuando acabó el concurso, una directiva de la industria musical le dijo que "para vender discos, necesitaba ser un producto, ser guapa, gustar a toda la gente".
"Me dijo que para la sesión de fotos debía intentar comer menos y perder algunos kilitos para que la cara se me viera un poquito más fina".
Eso derivaba en unos serios problemas alimenticios. "Lo que empezó con un cuidarte o intentar no comer entre horas, se convirtió un poquito en obsesión durante 3 o 4 añitos. Hasta que me di cuenta de que no podía superarla sola".
Nieves Álvarez se confiesa en un libro
Nieves Álvarez rompía el silencio y publicaba el libro Yo vencí a la anorexia, donde desvelaba lo cruel que podía llegar a ser el mundo de la moda.
"Nadie sabía en casa que yo quería ser modelo, pero era lo que más deseaba en el mundo. Pensé que podía serlo cuando aún no había cumplido los quince años, y ese deseo coincidió con el inicio de mi enfermedad".
La modelo reconocía que se "había dejado llevar por los consejos de las revistas en las que venían dietas y recomendaciones. El médico miró a la enfermera y se echó a reír. Pero ¿alguien cree que una cosa tan guapa va a tener anorexia?"
"Ese miedo a la gordura me atenazaba a pesar de que siempre he sido muy alta. Cuando empecé a adelgazar, cada kilo que perdía era como una victoria. Me sentía mejor y mejor y mejor hasta que me obsesioné brutalmente".
El problema llegaba a tal punto que "si alguna vez mi peso aumentaba, aunque fuera en 100 gramos, lo vivía como algo dramático, me entristecía y me sentía vacía e inútil".
La batalla de Ruth Lorenzo contra la anorexia y la bulimia
Ruth Lorenzo sorprendía a su público desvelando su infierno en el programa Viajando con Chester.
"La bulimia y la anorexia es como el que es alcohólico o el que tiene una adicción. Siempre voy a ser así. Ahora estoy pasando por un brote de anorexia y bulimia. Llevaba mucho tiempo sin vomitar como un año y medio y he vuelto a recaer en estos últimos meses", confesaba.
"Ahora estoy en tratamiento psiquiátrico", reconocía. Y es que eran los problemas familiares los que la llevaban a caer en unas enfermedades tan graves.
Marisa Jara y su infierno personal
Marisa Jara también es otra modelo que asegura haber vivio un infierno. "Lo he pasado muy mal. Yo no pensé que iba a afectarme tantísimo. Hasta el punto de hacer esa cosa, que se hace con esa enfermedad de la que odio el nombre, vomitar y que me diera igual todo, vivir…", explicaba.
"Yo empecé con 16 años con un contrato que me hicieron en Japón, que me exigía muchísimo. Me exigía un peso, yo fui como con 52 kilos y en el contrato ponía que durante los dos meses yo tenía que mantenerme en los 52 kilos".
Justo por ese motivo, la modelo "no comía apenas para que no le llamaran la atención y para que no le riñeran y para trabajar bien. Al tener esa presión y tener que cumplir el contrato a rajatabla, ahí empece a tener esos problemas con la bulimia".
Como consecuencia de la enfermedad, Marisa llegaba a perder la mitad del pelo y se le estropearon los dientes. Eso, además de graves daños en el esófago y desmayos. "Cuando llegué a autolesionarme, decidí ponerme en manos de un especialista".