Los concursantes de la actual edición de Supervivientes saben que se encuentran ya en los últimos días de convivencia en la isla hondureña. Y por este motivo, seguramente ya no tienen prejuicios ni ganas de esconderse cosas los unos a los otros. Por este motivo hoy hemos podido disfrutar de un juego en el programa que nos ha dejado a todos alucinados.
Olga Moreno ha ganado una prueba de recompensa y esta la convertía en la propietaria de unas suculentas costillas a la barbacoa que podría compartir con uno de sus compañeros. Para elegir con cuál, el programa les ha pedido algo a cada uno de ellos. Todos tenían que desvelar su pecado más oscuro.
Un juego que ha empezado muy regular con Gianmarco Onestini confesando que de pequeño comía muchas golosinas. Lógicamente el programa no se lo ha tomado en serio y rápidamente le ha tomado el relevo Lola. Ella sí que ha querido lanzarse a la piscina y relatar su pecado mejor guardado.
La joven ha contado que cuando estaba con su exnovio, no con el que participo en La isla de las tentaciones, el anterior. Tuvieron una idea gracias a un documental que vieron en televisión. Según parece vieron como funcionaba la venta de bragas usadas a través de las redes sociales y como algunas mujeres estaban ganando mucho dinero a través de este curioso mercadeo.
Algo que animó a Lola y a su novio a crear un auténtico negocio digital. Ha contado que juntos crearon una página web con una biografía muy sugerente y que a través de este portal vendieron unas bragas. Ante esta confesión Jorge Javier Vázquez ha querido saber si las bragas estaban usadas y ella ha afirmado que si.
Que era la gracia de todo este asunto y lo que requería el público potencial de este tipo de mundo aún por explorar. La superviviente ha recordado que vendió su ropa interior por veinticinco euros. Un importe que a sus compañeros les ha parecido extremadamente bajo.
Luego ha detallado que cuando lo hizo aún no había aparecido ninguna vez en televisión y que por lo tanto, era totalmente anónima. Por ello, no las vendió con un precio superior y que se podría justificar por su fama en los medios de comunicación. No hay duda de que Lola es una chica muy vivía y que nunca nos dejará de sorprender con sus vivencias más personales.
Un negocio que puede ir al alza
Después de esta confesión los seguidores de Lola se han percatado. En que si ahora la joven volviese a abrir este negocio.
Seguramente el valor de su ropa íntima subiría por el éxito y la fama que ha cosechado en los últimos meses en la pequeña pantalla. Por el momento lo que sí que está claro es que la sinceridad de Lola se ha visto compensada. Olga Moreno la ha elegido para compartir con ella las costillas a la barbacoa.
Un manjar que en el último momento ha tenido que ser compartido por una tercera persona, Alejandro Albalá. El joven había llegado a la final de la prueba, pero Gianmarco lo empujó y por suerte, las cámaras del programa lo pudieron captar. Gracias a eso la organización ha considerado que podría haber llegado a ganar y por ello le han dejado comer también.
Sea como sea, las trampas están en el orden del día de Supervivientes. Y si no que se lo digan a Olga Moreno y que semana tras semana. Es acusada por la audiencia por no jugar limpio en los juegos y retos que propone el programa. En este caso le ha servido para llegar a la final.