El colaborador de 'Sálvame' Kiko Matamoros lleva unas semanas muy complicadas en cuanto a salud. Y es que, tras someterse a una operación de vesícula, sufrió una pancreatitis y ha estado ingresado en el hospital más de quince días. Afortunadamente este fin de semana recibía el alta para así acabar de recuperarse en casa. No obstante, se llevó un susto porque tuvo de madrugada que acudir a Urgencias. ¿El motivo? Una obstrucción del catéter que tiene.
Al final, todo ha quedado en un percance sin importancia, pero tiene por delante un duro trabajo para volver a su vida normal. Y es que no se encuentra aún bien, como ha dado a conocer públicamente en 'Socialité'.
Kiko se sincera
Nada más conocerse que Kiko había recibido el alta hospitalaria y se encontraba en casa, los reporteros del mencionado programa han acudido a su vivienda. Así, han podido grabarle saliendo de la misma junto a su chica, Marta López Álamo, para acudir a un restaurante.
Él ha sido bastante esquivo con la prensa y es que, con lo coqueto que es, no quería que se le viera sin haberse recuperado aún. No obstante, la presentadora, Nuria Marín, ha manifestado que le veía genial.
El espacio ha llamado por teléfono a aquel y este ha respondido. Así, ha entrado en directo para exponer que, aunque se le vea bien, «estoy jodido. Físicamente no estoy bien». En concreto, ha reconocido que ha perdido 14 kilos, que se siente débil y que está tomando diariamente siete medicamentos. Eso sin pasar por alto que, tras la operación de vesícula, no tolera bien la comida y apenas puede alimentarse.
Eso sí, su intervención la ha querido concluir Kiko Matamoros con un mensaje muy positivo. En concreto, lo ha hecho diciendo que tiene muchas ganas de volver a su vida normal, de hacer deporte y de seguir con sus rutinas. Y lo hará, pero, por ahora, debe tomarse la recuperación con calma. Una calma que también requerirá que deje de lado los enfrentamientos con su ex mujer, Makoke, como el vivido este fin de semana.