Plano medio de José Mota sonriendo en un photocoll promocional con chaqueta gris

José Mota emociona a España con su dedicatoria en el especial de Nochevieja en TVE

'Dedico el especial a la gente mayor, esa generación tan maravillosa que son nuestros padres y abuelos', apunta el humorista manchego

El especial de José Mota en 'TVE' es un clásico en las Nocheviejas de los españoles. El humorista y actor manchego quiere que este aciago 2020 acabe con una sonrisa y despedirá el año con el especial 'Adiós, dos mil vete', dedicado a los mayores y el cine. Ya son veinte los especiales de Mota en el ente público y el cómico ha hablado con el diario 'ABC' para hablar del humor y preguntarle por sus aspectos más personales.

Mota confiesa que nunca se ha cansado de hacer tantos programas de Nochevieja para 'TVE'. «Supongo que tiene que ver con la ilusión innata que uno tenga por su trabajo. Me siento afortunado de poder disponer de un escaparate tan bonito cada año, donde desfilan historias que quiero contar, más en un año tan especial. «Dos mil vete» ha sido como una pesadilla para todos. Tengo la gran suerte de que soy un loco de mi trabajo. Si eso lo puedes transmitir y a la gente le llega, creo que responde la pregunta», afirma Mota.

La sentida dedicatoria de José Mota a la gente mayor

Preguntado por cuándo empieza a preparar su especial del último día del año, el humorista confiesa que «en verano empieza la cabeza a dar vuelta. Pones en marcha el hilo conductor del programa. Este año es la película «Cinema Paradiso», de Tornatore. Dedico el especial a la gente mayor, esa generación tan maravillosa que son nuestros padres y abuelos. Hemos perdido a muchos de ellos en esta pandemia terrible. Son irrepetibles. Nunca antes una generación había recibido tan poco y dejado tanto a sus hijos. Merece la pena recordarlo. En la historia están Alfredo el proyeccionista y Totó el niño, que nos conducen a esa escena final que creo que nos ha quedado muy emotiva», explica.

«El humor nos hace más falta que nunca, y la comedia»

José Mota sabe que este ha sido un año muy duro para muchos españoles y cree en el humor como medicina o calmante de la pandemia que estamos sufriendo. «El humor nos hace más falta que nunca, y la comedia. Es un arma de construcción masiva. El humor es un hilo que cose heridas. En este año de tantísimas heridas, en el alma de la gente viene muy bien la comedia. Quiero poner mi granito de arena y que nos intente arrancar una sonrisa y un poquito de esperanza. Parece que la luz del túnel ya se ve con las vacunas y es una buena manera de terminar el año».

«Nunca he tenido censura de ningún tipo con nadie», reconoce Mota

A la pregunta si alguna vez ha tenido problemas para hacer su humor a costa de los miembros del Gobierno de turno, Mota asegura que «nunca he tenido una cortapisa o censura de ningún tipo con nadie. Me he sentido muy libre trabajando en TVE siempre. Es verdad que hago lo que me parece. Evidentemente, la gente de la casa ocupada de la ficción lo ve, como es lógico, pero que yo recuerde no he tenido con nadie la petición de quitar algo. Jamás. Tiene mucho que ver que para mí importan tanto los qués como los cómos. Las formas son importantes».

La duros inicios del humorista manchego

A pesar de llevar más de dos décadas triunfando, José Mota admite que no todo fueron éxitos en los inicios de su carrera. «Cuando llegamos a Madrid, Juan y yo nos instalamos por la zona centro en alguna pensión, pero el tiempo mitifica las vivencias. La mente lo embellece todo. Voy a contar una anécdota que no sabe nadie. Había una caja, Caixa Laietana, ya desaparecida, y necesitábamos un crédito de un millón de pesetas. En la plaza de Santo Domingo había una sucursal», relata el manchego.

«Entramos y nos dicen que es necesario tener una cuenta abierta ahí. Salimos, nos damos una vuelta y a los 30 minutos volvemos para abrir una cada uno con veinte duros. Inmediatamente después, es mítico, decimos que queremos solicitar el crédito. Y nos dicen: «No está el ingreso frío y ya estáis pidiendo un millón de pesetas». Pasaron los años y nunca volvimos. Hace lo recordaba y pensaba: ¿qué habrá pasado con esas cien pesetas?, ¿quién las tendrá?, ¿habrá caducado o crecido? El motor de mi vida es saber dónde están esos 20 duros», finaliza su historia en el diario 'ABC'.