José Corbacho ha anunciado que ha sido operado con éxito de un transplante de riñón. Hace varios años los médicos le diagnosticaron una insuficiencia renal crónica, una patología que se le ha agudizado con el paso del tiempo, hasta el punto en el que el actor, a sus 54 años, ha necesitado un nuevo riñón.
El propio intérprete y humorista lo expresaba así: «Termina una etapa. Hace tres años me comunicaron que mi insuficiencia renal crónica me llevaría a tener que pasar por un trasplante de riñón. Y ese momento ha llegado», comenzó desvelando.
Hace apenas una semana que Corbacho fue intervenido, pero no ha sido hasta ahora cuando el actor ha querido agradecer públicamente el papel que ha tenido su hermana, quien le ha donado el riñón que necesitaba.
«Y permitidme la licencia de dar el último agradecimiento a mi hermana Yolanda. La donante. Le debo la vida. Así de simple. Gracias por tu generosidad infinita. Se cierra una etapa. Pero se abre otra», comentaba el presentador aún desde el pasillo del hospital.
Y prosigue: «La vida sigue y es maravillosa. Pero no olvidemos que todos debemos poner de nuestra parte para que lo siga siendo. Por mi no va a faltar. Nos vemos pronto, porque la vida sigue y 'The show must go on'».
Otro de los grandes apoyos de José Corbacho en estos difíciles momentos ha sido su mujer, Mónica Mira, con quien lleva casado 14 años. El actor también tiene un hijo, Adisu, de 15 años, que adoptó en Etiopía, junto a su primera esposa, Anna Barrachina, de la que se divorció inesperadamente, aunque en la actualidad mantienen una excelente relación por el bienestar del hijo que tienen en común.
La clave, un diagnóstico precoz
José Corbacho padecía una enfermedad renal que, tal y como apuntan desde la Sociedad Española de Nefrología, afecta al 10% de la población adulta española. En nuestro país, unos siete millones de personas la padecen y de ellas, 60.000 necesitan un transplante para sustituir la función de sus riñones.
En el caso de Corbacho, el diagnóstico precoz de la enfermedad ha sido fundamental. Y es que el problema aumenta por la falta de evaluación tanto de los factores de riesgo, como de la misma enfermedad renal crónica. Esto es debido a que muchas personas no manifiestan ningún síntoma hasta que la afección está muy avanzada.
Los síntomas más comunes que presenta esta enfermedad son: la alteración del sabor de las comidas, náuseas, confusión o dificultad para pensar, falta de apetito o fatiga.