Patricia Gaztañaga ha reaparecido doce años después del final de su programa estrella, ‘El diario de Patricia’. La periodista vasca se ha reencontrado recientemente en Bilbao con su compañero de profesión, Jorge Javier Vázquez.
Indudablemente la vasca es historia de la televisión. Durante varias temporadas, Patricia Gaztañaga estuvo al frente del magacín donde los testimonios increíbles y exagerados de personas anónimas eran los grandes protagonistas de las tardes.
‘El diario de Patricia’ fue líder de audiencia durante mucho tiempo. A pesar de ello, cuando el programa alcanzó los 1.500 capítulos, la periodista decidió poner punto y final a su paso por el magacín de ‘Antena 3’.
Cambió de aires con ‘No es programa para viejos’, pero tras su escasa audiencia fue cancelado. Lo mismo ocurrió con ‘Cuestión de tiempo, en ‘TVE’.
Una vida más relajada lejos de la pequeña pantalla
Desde entonces, Patricia Gaztañaga vive alejada de los focos. La vasca se ha centrado en su familia y así lo ha contado Jorge Javier Vázquez, que ha estado con ella recientemente en Bilbao.
El presentador estrella de ‘Mediaset’ se desplazó hasta la ciudad vasca para representar la obra ‘Desmontando a Séneca’ y de paso aprovechó para reunirse con su compañera de profesión.
Este encuentro fue de lo más especial para ambos. Y es que esta pareja televisiva se conoce desde hace más de 20 años.
«Me llevan a un restaurante de la parte vieja y pasamos un rato divertidísimo. Nos contamos las vidas y vemos que nos han pasado un montón de cosas, no todas agradables. Pero seguimos, resistiendo», cuenta Jorge Javier en su blog de ‘Lecturas’.
El presentador de ‘Sálvame’ señala que su compañera «está divertida, alegre y vital, pero con ese poso emocional que navega a veces en la melancolía porque vivir también implica a veces decir adioses. Hablamos de la tele y de la fama, y nos reímos mucho», destaca Jorge Javier Vázquez en su blog.
Además, el catalán destaca que su amiga no echa de menos su trabajo, ni siquiera un poquito. Y es que Patricia Gaztañaga está de lo más alegre viviendo una vida tranquila junto a los suyos, lejos del ojo público que todo lo ve.