Después de que Anabel Pantoja decidiera abandonar el reality 'Sol@' tan solo ocho días después de haber entrado por la puerta, Mediaset se puso manos a la obra para encontrarle una sustituta. Fue Sofía Suescun la encargada de sustituir a la sobrina de Isabel Pantoja, pero su paso por el piso acabó antes de lo que ella pensaba y finalmente le comunicaron que su experiencia en soledad había llegado a su final.
El reality decidió que el Maestro Joao ocupara ahora el puesto de la «ganadora de realities» y desde entonces el vidente es el encargado de amenizar las horas de encierro. Y lo cierto es que está dando mucho juego. Desde que entró en la casa, Joao se ha mostrado participativo. Lo hemos podido ver disfrazado con todo tipo de estilismos en su particular viaje por el mundo e incluso ha tenido tiempo de sobra para hablar sobre su nula relación con Adara Molinero.
Como le ha pasado al resto de habitantes de la casa, el Maestro Joao también ha recibido visitas. La de Pol Badía fue la más impactante a pesar de haber sido telemática. El vidente se quedó muy tocado después de que el catalán le confesara sus verdaderos sentimientos hacia él: «Te amo con todo mi corazón» dijo Pol.
Después de esta emotiva declaración de amor, el Maestro Joao tenía que ejercer de maestro de ceremonias para recibir en la casa a una gran amiga y compañera de realities, Carolina Sobe. Como prueba adicional, el vidente tuvo que preparar una merienda que terminó en un accidente que dejó paralizado a Joao.
El futurólogo se disponía a cortar el hojaldre que todavía permanecía en una fuente de cristal cuando está se rompió en pedazos de manera tan impactante que dejó de piedra a Joao. Como consecuencia, miles de pedazos saltaron por los aires y quedaron esparcidos por el suelo de la cocina y por la merienda que debían degustar.
El Maestro quedó conmocionado por lo ocurrido y, con el cuchillo todavía en la mano, no se atrevió a moverse ni un milímetro. De esta guisa permaneció unos segundos donde solo se apreciaba un temblor de manos. Poco tiempo después, y ya repuesto de susto inicial, Joao echó mano de su humor y preguntó: «¿Y si hacemos un café con galletas?».