Joaquín Prat es uno de los rostros televisivos más populares en este momento. Su consolidada trayectoria tras las espaldas de Ana Rosa Quintana le permitieron ganarse su propio puesto como presentador de Cuatro al día.
Sin embargo, más allá de su esfuerzo propio, el periodista ha conquistado al público por sus buenas dotes de comunicador. Un talento innato que ha heredado de su padre, Joaquín Prat Carreras.
Más conocido como Ximo en su entorno más cercano, el valenciano empezó su impecable trayectoria en Radio Madrid. Allí pudo entrevistar a su paisana y reina de la copla, la gran Concha Piquer, iniciando muy pronto su interés por el mundo de la comunicación.
Por aquel entonces, el colaborador era un joven estudiante de Derecho que no se planteaba trabajar en los medios, pero la vida le empujó a buscarse nuevos caminos laborales.
La cristalería que tenía su padre se fue a la quiebra y Joaquín Prat senior tuvo que abandonar la carrera y trabajar en lo que iba encontrando.
Fue vendedor de helados, recepcionista en un hotel y friegaplatos en un restaurante londinense. Era un trotamundos sin miedo a empezar nuevas oportunidades y nunca se le resistió ningún trabajo, aunque muy pronto asentaría su vida junto a la irlandesa Anne McKiernan.
Joaquín Prat Carreras y su primer matrimonio: dos hijas y un infierno vivido
El padre de Joaquín Prat y su primera mujer se casaron en 1973. Tuvieron dos hijas, Anabel y Susana, y se instalaron en Madrid viviendo una etapa de aparente felicidad.
Sin embargo, Ximo muy pronto empezaría a "vivir un infierno" con su mujer. Algo que él mismo confesaría a su buen amigo Manuel Román, que recogió sus memorias en la revista Semana.
Según el citado testimonio, Anne McKiernan no toleraba la vida que llevaba su marido, muy alejada de los preceptos católicos que ella defendía.
Por motivos laborales, el valenciano tenía que asistir a cócteles, fiestas y compromisos que le hacían llegar tarde a casa.
Su mujer no lo aceptaba, pero Joaquín no estaba dispuesto a renunciar ni a su trabajo ni a su felicidad. Quería separarse, aunque a la hora de solicitar el divorcio ella se negó en múltiples ocasiones alegando su fe católica.
Durante este trance, el conocido locutor conoció a la que sería la gran mujer de su vida: la madre de Joaquín Prat. Ambos se conocieron muy cerca del cielo, mientras él viajaba en avión y ella, una joven danesa, trabajaba en el mismo vuelo como azafata.
El bonito flechazo de amor de los padres de Joaquín Prat: se conocieron en un avión
Rápidamente, Marianne Sandberg y Ximo se enamoraron, pero tuvieron que sortear muchos obstáculos para poder estar juntos.
Los padres de la joven no estaban de acuerdo con su relación, en parte, porque era un hombre bastante mayor, separado y padre de dos niñas.
Ambos tuvieron que defender su amor con uñas y dientes, pero no dudaron en formar su familia a pesar de todos los contratiempos.
Los dos primeros hijos de la pareja, entre ellos el primogénito Joaquín Prat, nacieron en suelo danés por cuestiones legales que aún no se habían solucionado en España.
Los abogados de Ximo pleitearon hasta conseguir en 1984 el divorcio de su primera esposa, pudiendo finalmente contraer matrimonio y seguir aumentando su familia. Ya instalados en España, tendrían dos hijos más, sumando un total de cuatro retoños.
Ximo acabaría consolidándose como un exitoso presentador tras su fichaje por El precio justo. Un concurso icónico que acabaría presentando desde 1988 hasta 1993 utilizando su popular lema: "¡A jugaaaaar!".
El histórico presentador falleció en 1995, hace ya más de dos décadas, pero sigue en nuestra memoria a través de la imagen de su hijo, Joaquín Prat.