Iker Casillas y Sara Carbonero en el 80º aniversario de 'Marca' el 13 de diciembre del 2018

Iker Casillas se sentía asfixiado y Sara Carbonero ya no tenía excusas para seguir

La conciencia de Iker Casillas no está tranquila por errores del pasado en su relación con Sara Carbonero y ella podría haberse rendido ante una situación que no tiene vuelta atrás

La ruptura de Sara Carbonero e Iker Casillas era un secreto a voces que pocos querían escuchar, ya que su unión sentimental se había convertido en una relación ejemplarizante basada en el amor y el respeto mútuo. 

Era la pareja ideal envidiable de la sociedad desde que ambos se fundieron en un improvisado beso tras la victoria de la Selección Española en el Mundial de Sudáfrica de fútbol en 2010 que emocionó a todo un país. 

Sin embargo, hace apenas dos años que los caminos del matrimonio se habían separado bajo la sombra de los focos. Tan solo les unía once años de amor verdadero y dos hijos en común, Martin (7) y Lucas (4), en quienes ponían todo su ímpetu para que su unidad familiar no se viera resquebrajada. 

En esta tesitura, ambos convivían en el hogar familiar aunque la realidad era otra. Hacían vidas por separado hasta tal punto que Sara le llegó a reprochar al guardameta de la Selección Española que no estuviera a la altura de las circunstancias cuando ella necesitó su apoyo. 

Recientemente, se han filtrado unos audios a la prensa en la que Iker Casillas entona mea culpa aunque tampoco deja en muy buen lugar a su todavía esposa. Hasta la fecha se desconoce el contenido de dichos archivos sonoros y el nombre de la persona responsable de difundirlos. 

Lo que sí han confirmado quien tiene en posesión la conversación que Iker mantuvo con la susodicha aseguran que se trata de una muy buena amiga del portero, la misma persona que le ha traicionado por filtrar un contenido en el que Iker se desahogaba en confidencialidad. 

Sea como fuere, el madrileño confesó que se sentía asfixiado por parte de Sara. Además, Iker justificó vagamente el enfriamiento con su mujer alegando que los errores del pasado le atormentaban y se sentía realmente responsable del hartazgo de su mujer. 

Durante todo este tiempo, ambos han tratado de disimular su ruptura. La pandemia sanitaria llegó en el momento clave para ellos porque pudieron disimular mejor la ausencia de planes divertidos que mostrasen una familia completamente unida con dos padres que perpetuaban su amor aun con el paso del tiempo. 

Su escapada a Oporto, Portugal, por motivos profesionales del portero ayudó a seguir con el secreto. La manchega encontró en el mismo destino que su marido proyectos de trabajo que le alejaran de su estancia en el hogar y también del futbolista. Apenas compartían tiempo juntos gracias a sus trabajos. 

Sin embargo, poco duró esa situación. Rápidamente la familia regresó a Madrid y tomaron la decisión de quitarse ese peso de encima. Lanzaron el comunicado conjuntamente a través de las redes sociales que confirmaban las sospechas de la prensa. Habían roto. 

A pesar de que el matrimonio dejó claro que la ruptura amorosa no dañaría el respeto, el cariño mútuo ni una bonita amistad, los audios filtrados de Iker podrían molestar a Sara, ya que en ellos el portero deja claro cómo se ha sentido. 

Sara perdona a Iker, pero él no se perdona a sí mismo

El portero no olvida ni se perdona que no apoyó a su mujer como debería cuando Sara más le necesitó. Iker confiesa que no estuvo al lado de su mujer lo suficiente ni cuando cayó enferma ni cuando falleció su abuelo materno. 

Sara por su parte, no escatimó en lanzarle un reproche público a su marido tras salir de la clínica cuando agradeció públicamente a su madre y a su hermana su apoyo incondicional. En esa ocasión, la periodista no tuvo palabras para el padre de sus hijos. 

Sara muestra su mejor sonrisa, Iker se apoya en el psicólogo

El madrileño está acudiendo a terapia psicológica, según ha trascendido. Sara trata de sonreírle a la vida contra las adversidades, tal y como se ha podido ver en su última publicación. «Enamorao de la vida», escribía la manchega. 

Actualmente, Sara es quien reside en el domicilio familiar, por una decisión de mutuo acuerdo. Por su parte, Iker se ha decantado por alojarse en el hogar de sus sueños en el número 18 de Pintor Rosales, en la capital madrileña.