La denuncia que Rocío Carrasco interpuso contra Antonio David por maltrato de género se quedó en suspenso en 2018, y desde entonces ella ha luchado por reabrirlo.
Sin embargo, en esta ocasión puede que la suerte esté de su lado, ya que los numerosos testimonios que han surgido a raíz de la emisión del documental, muchos procedentes de personas cercanas a la pareja, podrían servir como pruebas evidentes del maltrato al que Carrasco estaba siendo sometida.
De esa forma, Rociíto conseguiría su mayor anhelo, que 'el ser',- tal y como ella apoda al padre de sus hijos-, por fin sea juzgado.
Durante su entrevista final, la protagonista ha recordado detalles como el desprecio con el que su ex la llamaba por su mote. «Me llamaba Rociíto como humillación, en momentos en los que quería hacer daño. Y lo hacía de esa manera», ha explicado.
Un modus operandi que también usó su hija Rocío Flores para dañarla psicológicamente e incluso durante la brutal paliza que le propinaba en 2012.
Hoy en día, Carrasco cuenta que tiene esperanza en que se pueda reabrir su caso, y que espera que se le dé la oportunidad de que se la escuche. «No me gustaría pensar que no va a suceder después de toda la catarsis emocional y todo el sufrimiento y esfuerzo, que no llegase a suceder. ¿Estoy preparada o no? Pues si no lo estoy y no sucede, tendré que seguir intentándolo», ha asegurado de manera contundente.
La hija de 'la más grande' señala que se enfrenta a esta nueva etapa de su vida deseando que la justicia la acompañe de la mano. «Confío en que haya un juez o una jueza que quieran escucharme y se me oiga en sala».
Así, Rocío acaba de anunciar a bombo y platillo que va a presentar la reapertura del caso aportando nuevos testimonios. De hecho, tras ver numerosas imágenes de personas que han declarado ser testigos de la violencia de Antonio David, ella asegura que eso la ha ayudado a recordar muchas cosas.
«Es mucho peor de lo que yo digo. Lo quiero contar en sala judicial y con la persona que estaba delante», añade al respecto.
El verse sometida a ataques constantes por parte de su exmarido, dio lugar a que Rocío sufriera un trastorno de adaptación mixto, crónico, con ansiedad y depresión, que la llevó incluso a intentar suicidarse en el año 2019.
Ese fue el motivo por el que decidía presentarse en 2016 en el juzgado y presentar una denuncia por violencia psicológica, una de las formas de violencia machista más difíciles de demostrar. Algo, que hasta ese momento no había hecho, ya que jamás quiso perjudicar la figura del padre de sus hijos.
Sin embargo, tras comprobar ella que ese maltrato no cesaba -un acoso y derribo constante en televisión y en prensa-, a pesar de haber conseguido apartar a Rocío y David Flores de su lado, finalmente terminaba por tocar fondo.
Un largo recorrido por diversos tribunales en los que Carrasco ha intentado documentar, no solo el daño psicológico sufrido, sino también la manipulación que se ha hecho en los medios para proyectar una falsa imagen suya, -la de mala madre-, aunque siempre en vano.
Una tremenda cantidad de informes y documentos, a parte de los cuales hemos tenido acceso gracias a la docuserie, y que han quedado en un punto muerto de cara a la justicia. «Se ha decidido un 'sobreseimiento provisional', que implica que el caso se puede reabrir si aparecen nuevas pruebas», explicaba con anterioridad Rocío.
Un sueño que por fin podría volverse realidad, ya que eso es exactamente lo que persigue Carrasco: que haya juicio. «Yo creo en la justicia firmemente porque vivimos en un Estado de derecho», ha zanjado.