Pozí en el plató de ¿Donde estás corazón?

Manuel Reyes Millán (Pozí), juguete roto

Manuel Reyes saltó a la fama participando en Crónicas Marcianas hasta que su estrella se apagó

Manuel Reyes Millán (Pozí), la televisión le encumbró y derrumbó

Manolo Reyes Millán en Crónicas Marcianas vestido de mujer
Pozí se hizo popular en Crónicas Marcianas | Telecinco
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Pozí es de aquellos personajes que guarda un lugar en la mente y el corazón de los que vivieron la tele de finales de los noventa del siglo pasado y principios del 2000.

Su nombre real era Manuel Reyes Millán. Nació en 1941 y su infancia no fue nada fácil. Desde pequeño, Manolito era 'diferente' y sus ademanes y formas afeminadas le hicieron víctima de humillaciones y bullying en su Andalucía natal.

Manolo comenzó su 'carrera' televisiva de la mano de Javier Cárdenas, que se dedicaba a reclutar personajes extravagantes para Crónicas Marcianas, capitaneado por Javier Sardá.

Entre sus actuaciones, imitaba a la radionovela ama Rosa e hizo populares las palabas 'Amparo' o 'po'zí, abreviación de pues sí. Salía muy asiduamente al programa, disfrazado de mujer o de otros personajes. Su show se basaba en ocurrencias y chistes sin mucha gracia, más que la que él tenía ya de forma natural.

Un feo de cara y también de cuerpo

Pozí y Musiquito en una imagen de archivo
Pozí se convirtió en un popular personaje de televisión junto a otros personajes populares | GTRES

Pozí llamaba la atención por su fealdad total: joroba prominente, muy bajito, sin dientes, con las uñas pintadas y muy maquillado. Un hombre extraño y tristemente cómico que incluso participó en la película  FBI: Frikis Buscan Incordiar, dirigida por el mismo Javier Cárdenas.

Crónicas Marcianas terminó en 2005 y entonces la vida se torció para Pozí. Sufrió malos tratos, se arruinó completamente a causa de las estafas de sus supuestos managers y la vida de Pozí volvió a ser un infierno.

Los millones que había ganado en televisión se esfumaron y en febrero de 2010, el Pozí vivía en un estado deplorable, entre basura, jeringuillas y humedad. Fue Javier Cárdenas quien, al enterarse de la situación de Manolo, se hizo cargo de las gestiones para internarlo en una residencia para ancianos de Véjer de la Frontera. Falleció allí, a los 70 años.