El pasado 13 de mayo la vida le dio a Ana Obregón el golpe más fuerte y más condenatorio que podría recibir. Su hijo con tan solo 27 años de edad se despedía del mundo tras muchos años de duras batallas contra el cáncer.
Un par de semanas después del fallecimiento de Álex Lequio, la perra de la actriz que le acompañó desde que su hijo tenía 10 años, Luna, también dejaba a Ana sola en el duelo emocional por el fallecimiento de su único hijo.
El dolor que está sufriendo la intérprete por la pérdida de su hijo y de «su mejor amiga» ha preocupado a su familia. Sus hermanas, Celia y Amalia, al igual que sus amigos se vuelcan en apoyar a la artista para que la aceptación de ambas pérdidas sean un poco más liviana.
Sin embargo, la familia está muy preocupada por la actriz. En palabras de sus hermanas, Ana está arropada «pero está fatal». Tal es así que ambas viajarán a Palma, donde se encuentra la mujer que años atrás dejó a todos pegados a la pequeña pantalla con la serie 'Ana y los 7'.
Un dolor insoportable para Ana Obregón
Los mensajes que la escritora, guionista, presentadora,… ←entre otras muchas facetas← ha plasmado en las redes sociales son desgarradores. No existe el consuelo para la intérprete y una vez más se refugia en la Fe, tal y como lo hizo mientras su hijo luchaba contra la enfermedad.
Si bien por aquel entonces rezaba a Dios con un sentimiento de esperanza «juntos pedimos a Dios que te curara, pero no nos hizo caso», decía Ana, ahora le pide que le lleve devuelta con Álex y Luna para poder volver a sentir su calor.
«Ahora solamente le pido que pueda volver a abrazarte muy pronto porque te echo insoportablemente de menos», «que perder un hijo es morir y tener la obligación de vivir», escribe Ana rota de dolor en su perfil de las redes sociales.
No cabe duda que estas frases tan duras son una evidencia del estado de la actriz y un gran motivo de preocupación para su familia. Para la actriz, su hijoy su perrita eran su auténtica familia.
Ana estuvo en todo momento al lado de Álex durante toda la enfermedad. La última etapa en la que el joven permaneció en el hospital, su perra Luna esperó su regreso, pero esto nunca sucedió.
Como dice Ana, «Lunita te espero varios meses a que volvieras a casa pero nunca lo hiciste. Se que se ha ido de pena, para poder estar contigo».
Por su parte, Alessandro Lequio, padre de Álex, apoyó a Ana durante la pérdida de su hijo. En cambio, él está logrando retomar las riendas de su vida junto a sus hijos y su mujer. Poco a poco el colaborador recupera su rutina y se reincorpora al trabajo.