La familia ha sido la mejor medicina para Esther Arroyo. Su vida se ha visto sacudida en varias ocasiones por la desgracia, y solo el cariño de los suyos le ha permitido salir adelante. "En los peores momentos han sido ellos los que me han dado fuerzas a mí", recuerda la actriz.
A sus 53 años regresa de nuevo a la televisión, y lo hace con la ilusión del primer día. Valora mucho esta oportunidad, sobre todo porque pensó que nunca más volvería a presentar un programa. Un accidente de tráfico estuvo a punto de dejarla inválida, y eso no se le olvida.
Esther Arroyo se siente muy cómoda delante de las cámaras. "El primer día de grabación, todos me decían que parecía que no había pasado el tiempo. Que lo hacía como si hubiera estado presentando todos estos años", confesaba ilusionada.
La que fuera Miss España se pone al frente de Chef al oído, un espacio de cocina, que le permite valorar la importancia del táper. En las visitas que realiza a su madre, reconoce que "alguno me cae. Al final te das cuenta de que esa comida de las madres no solo es deliciosa, es la que reconforta y te trae mejores recuerdos".
Se le pregunta por su talento en los fogones. Después de lo visto en el programa cree que cocina "que te cagas", suelta entre risas. Explica que los "platos de mi abuela, mi madre y mi tía eran espectaculares, y eso te educa el paladar".
Reconoce que "no cocino mal, pero tengo una cocina sencilla". Le preocupa la alimentación, sobre todo para que "mis hijos crezcan sanos".
El accidente de tráfico que sufrió hace unos años le ha dejado una cierta huella. Sobre todo el proceso judicial que se alargó más de la cuenta. Esther se pasó mucho tiempo litigando contra la aseguradora para recibir una indemnización.
Cuenta que se moría ''de dolores, pero esa impotencia que sentía durante los juicios..., es que no me cabe en la cabeza". Explica que fue algo "devastador", donde "me tuvieron años sin saber si podría trabajar, sin recibir un duro, me hicieron sentir culpable''.
En vista de todo eso, reconoce que siempre ha sido una defensora de los desfavorecidos. "Yo salto si quieren pegar a una mujer o insultan a un homosexual", cuenta. Después de todo lo ocurrido en su vida, "yo ya no creo en la justicia".
Esther Arroyo contempla un cambio de aires
Esther Arroyo trata de ser siempre optimista. Asegura que "la única lección positiva de un accidente es que entiendes que todo tiene solución menos la muerte". Durante este tiempo ha pasado por situaciones críticas, en donde pensó en "tirar la toalla".
Al final, recalca, que "sales adelante por el amor de los tuyos. Pero, francamente, teniendo en cuenta mi forma de ser, esa lección me la podría haber ahorrado". Cree que aquel percance que se cruzó en su vida no le cambió tanto.
Lo único que le preocupa "es ser feliz. Y te aseguro que eso es mucho más ambicioso de lo que parece". Sobre todo porque "muchos creen que lo importante es el éxito, ser el número uno".
Pero Esther tiene claro que ella disfruta "de las cosas sencillas y todo me interesa". No descarta en un futuro darle un giro radical a su vida y hacer las maletas.
"Toda la familia estamos de acuerdo, nos iríamos a Australia a montar un chiringuito de lo que sea. Me encanta cambiar de casa. Tuvimos que vender la nuestra y ya no pienso comprar otra", explica a ABC.
Su familia es su mayor aliada en estos momentos. Cuenta que su marido "también tuvo traumatismos, pero lo ha pasado peor con mis males que con los suyos".
La actriz también tiene unas palabras de cariño para sus hijos. "Ainhoa, la pequeña, ha desarrollado una tremenda sensibilidad, mientras que el mayor, Francisco José, tuvo que madurar más rápido", añade.
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