Hace más de un año que tuvo lugar algo totalmente inesperado: la separación entre Enrique Ponce y Paloma Cuevas. La que hubiera sido una de las parejas más consolidadas (y envidiadas) del panorama televisivo rompía definitivamente para sorpresa de todos.
Pero, ¿por qué se acabó el amor?. El anuncio de la ruptura vino dado de la mano de la aparición de Ana Soria, la nueva y joven ilusión del torero que habría conquistado su corazón. Una noticia que destacó sobre cualquier otro detalle de la separación, dejando ver que la única razón del divorcio era esta.
Pero los meses han pasado, y cuando la situación parece haberse vuelto de lo más normal, salen a relucir una serie de detalles que habíamos pasado por alto.
No cabe duda de que las situaciones acontecidas en los últimos meses no han tenido que ser nada fáciles para Paloma Cuevas. Ana Soria llegó a su vida como un jarro de agua fría, pero el dolor de la cordobesa podría ir mucho más allá.
Así lo hemos podido saber ahora, que han tenido lugar las bodas de oro de sus padres, Victoriano Valencia y Paloma Díaz.
Rompiendo los valores familiares
Todo comenzó cuando Enrique Ponce y Paloma Cuevas se dieron el “sí, quiero”. Ambos eran muy jóvenes, ya que tan solo tenían 25 y 24 años. Pero tenían las ideas claras, y que querían estar juntos para siempre (o al menos intentarlo).
Qué mejor modelo a seguir para la propia Paloma que el de sus padres, Victoriano y Paloma. Si algo caracterizaba a la familia eran sus creencias religiosas y valores tradicionales. Para ellos, la familia era lo primero y el matrimonio era una decisión que no podía quebrantarse así como así.
Tal era la seriedad que Cuevas daba a los asuntos amorosos, que Ponce fue su primer novio, y de hecho, a día de hoy también sigue siendo el único. De hecho, el contrato matrimonial de ambos contaba con la bendición papal en la catedral de Valencia.
La de Córdoba tenía claro que quería formar una familia con Enrique Ponce que fuera lo más parecida a la que habían formado sus padres. Tanto es así, que fue ella misma quien convenció a Victoriano para que apoderara al que más tarde sería su marido.
Por aquel entonces, Enrique Ponce tan solo era un joven torero muy trabajador que perseguía el sueño de estar frente al toro a toda costa. Quién le iba a decir que más tarde, la familia que lo apoyó se convertiría en su familia política.
Por su parte, Victoriano Valencia fue uno de los primeros toreros con carrera universitaria, concretamente en Derecho. Y pese a haber tenido un pasado caracterizado por sus dotes de conquista, su matrimonio con Paloma Díaz supuso un antes y un después.
Para Victoriano Valencia, la familia era la prioridad. Algo que Paloma Cuevas esperaba de su marido, Enrique Ponce, aunque no cobró la misma suerte.
Que Enrique Ponce decidiera poner fin a su matrimonio el pasado verano de 2020 para dar una nueva oportunidad al amor con Ana Soria fue algo totalmente inesperado. Y es que tanto para la que fue su mujer como para sus suegros, esto suponía el cisma de los valores que habían defendido durante tantos años.
Para Paloma y sus padres, la unidad familiar era un pilar fundamental de la vida. Un elemento clave que había sido traicionado por el torero después de 25 años de matrimonio.
Y es que aunque Ponce no pudo elegir quién ocupaba su corazón, si podía elegir la manera. Cómo puso fin a su relación era una manera de romper con la promesa de respeto familiar a la que había sido fiel desde su enlace. Una traición que para su exfamilia política podría ser mucho más relevante que una infidelidad.