En julio de 1994 se estrenaba en televisión Bricomanía, un espacio de bricolaje totalmente novedoso. La simpatía de sus presentadores, Kristian Pielhoff e Iñigo Segurola, unido a los útiles consejos que daban les permitió ganarse el cariño el público.
Era un formato desconocido hasta la fecha, que se coló en los hogares de todo el país en muy poco tiempo. Cuando arrancó nadie confiaba en que pudieran aguantar tanto tiempo en antena.
Y es Bricomanía, de la productora Bainet, propiedad de Karlos Arguiñano, estuvo más de dos décadas en televisión. Nadie en el equipo era tan optimista. Como mucho le daban un verano o dos en la parrilla televisiva.
En el primer capítulo emitido se recuerda a Kristian con un aspecto muy de los 90, con una camisa morada y un peto verde. En ese primer trabajo se dedicó a dar una serie de consejos esenciales para los principiantes en el bricolaje.
Quería que los espectadores se fueran familiarizando con las herramientas básicas con las que iban a trabajar. No faltaron los alicates, martillos, destornilladores, tenazas, limas y llaves inglesas. Esa fue su carta de presentación.
En aquel momento el presentador tenía 33 años y desprendía mucha naturalidad en sus explicaciones. Con un claro acento vasco explicaba todo al detalle, tratando de llegar a todo tipo de públicos.
En Bricomanía trató de profundizar más adelante en otros temas de interés como la electricidad. Quiso enseñar a realizar un alargador casero. Con Kristian Pielhoff todo parecía muy sencillo, pero en la práctica los menos hábiles tenían alguna dificultad.
Al cabo de diez minutos es el turno del espacio de pintura a cargo de María José Lavía. Aprovechan esta sección para sacarle partido al modelo publicitario del programa. Las marcas de pintura cedían sus artículos a cambio de promocionar su imagen.
Veían mucha rentabilidad, como quedó demostrado con el tiempo.
En ese primer día todavía no aparecía Iñigo Segura y su apartado de jardinería, que también le catapultó al éxito. Fueron muchos programas en antena y todos ellos muy útiles.
Lo que empezó en julio de 1994 puso su punto y final en diciembre de 2020. En esa fecha se grabó el último programa de Bricomanía. Se habían emitido mil capítulos, y consiguieron estar en pantalla durante 26 años de manera ininterrumpida, algo al alcance de unos pocos.
Bricomanía, en otro formato distinto
Pero como ocurre en la mayoría de casos, una vez que se acaba la etapa televisiva cuesta regresar a la vida anónima. Ahí fue dando empezó el declive del presentador de Bricomanía.
El propio Kristian Pielhoff relataba hace poco tiempo en una entrevista que había tenido que reinventarse para sobrevivir. Los consejos de construcciones y bricolaje en la pequeña pantalla ya eran historia. Empezaba para él una nueva etapa.
A sus 60 años trata de continuar con el proyecto de Bricomanía en Youtube. Pero lo saca adelante con unas condiciones más precarias. Se apoya en un grupo de personas más reducido y los ingresos son muchos más bajos.
Bricomanía programa nº1
Cada semana trata sube un vídeo a esta plataforma, en concreto los jueves a las 18:00. Graban un espacio de menos de media hora donde continúan dando recomendaciones para el hogar.
Kristian explicaba que "no vemos mucha luz. Todo va a toda leche, todo cambia. Estamos intentando darle la vuelta y a ver si alguien nos da un toquecito y retomamos el tema".
Confía en que el espacio vuelva a tener un hueco en alguna cadena. Se decantó por seguir en Youtube "para tener la cabeza fuera del agua", en una época de youtubers y streamers.
En esta nueva versión de Bricomanía trata de ofrecer consejos más sencillos. Entre otras cosas explica como cambiar un grifo, purgar un radiador o arreglar sillas.
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