Ya van diez entregas del documental sobre la vida de Rocío Carrasco, y en cada nuevo capítulo aparecen nuevas revelaciones. La última, el trastorno que padeció su hijo David y que de alguna forma le une al futbolista Leo Messi. Se llama déficit de la hormona del crecimiento, y se trata a base de inyecciones.
«No libera la hormona del crecimiento», reveló la hija de la más grande en la última entrega del documental. Según explicó, el endocrino les recomendó un tratamiento para crecer ya que el niño tenía una baja estatura: «Yo cada quince días compraba la hormona de crecimiento para mi hijo».
La hormona del crecimiento es una sustancia que contribuye al crecimiento y desarrollo de los niños. Cuando el cuerpo no fabrica esa sustancia en cantidades suficientes, se produce un déficit de la hormona del crecimiento. Uno de cada 10.000 niños nacen con este trastorno que puede desencadenar otros problemas de salud y que, además, les provoca problemas de autoestima y socialización.
El caso de Leo Messi
Uno de esos niños fue Leo Messi, el crack mundial del fútbol que estuvo a punto de no triunfar por culpa de este problema. Su calvario empezó con diez años, cuando el médico del club argentino en el que jugaba advirtió que el niño no crecía lo suficiente. El problema no es solo la estatura, sino también el desarrollo de la musculatura. Estaba claro que el déficit de la hormona del crecimiento amenazaba su prometedora carrera deportiva.
A los 11 años, Messi medía lo que suele medir un niño dos años menor que él: 1,32 metros. La solución pasaba por un tratamiento con inyecciones. Una vez realizado el diagnóstico y evaluado el tratamiento por un endocrino, empezó a ponerse las inyecciones durante tres años. «Una vez por noche me iba pinchando, iba cambiando de pierna, primero una, después la otra. Al principio me la ponían mis padres, hasta que aprendí y lo fui haciendo solo», recuerda él mismo.
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En España, el ministerio de Sanidad financia el alto coste de este tratamiento a las familias afectadas, pero en Argentina la cosa era distinta. La crisis económica que sufrió aquel país impidió a los padres de Leo seguir pagándole las inyecciones, y el club en el que jugaba tampoco podía hacerse cargo. Fue entonces cuando apareció el Barcelona. Las cualidades futbolísticas del argentino deslumbraron al club español, que accedió a pagar el tratamiento. Leo tenía entonces 13 años, y medía 1,48 metros.
El tratamiento se hace con un seguimiento constante por parte del endocrino, y se suele alargar hasta los 16 o 17 años. En algunas situaciones excepcionales, cuando hay un déficit total, el tratamiento dura toda la vida. En el caso de Messi, con los años llegó a 1,70 metros, que es su estatura actual. Según su endocrino, sin la hormona del crecimiento ahora mediría 1,55 metros.
Problemas de crecimiento
El ministerio de Sanidad establece seis criterios para justificar el tratamiento con hormona del crecimiento en niños. Estos incluyen el déficit clásico de hormona del crecimiento, pero también otros trastornos como síndrome de Turner, insuficiencia renal crónica, síndrome de Prader Willi, crecimiento intrauterino retardado y deficiencia de crecimiento debido a alteración del gen shox. En el caso de David y Leo, el tratamiento se realizó debido al déficit habitual de la hormona.
Antes de empezar con el tratamiento hay que hacer varias pruebas, consistentes en al menos dos test de secreción de la hormona y otros análisis como un estudio de genética molecular. Una vez confirmado el trastorno, se realiza una resonancia magnética de la zona del hipotálamo. Después empieza el tratamiento, que en la gran mayoría de los casos suele dar muy buenos resultados. Y Leo Messi es un ejemplo.
Los problemas derivados del trastorno
Según cuenta Rocío Carrasco en el documental, el médico les recomendó el tratamiento porque el niño podría llegar sin problema a 1,70 metros. «Yo voy a hablar con él y le digo que no me parece que sea una talla pequeña para un niño. Me dijo que los niños son muy crueles», explica.
Este es uno de los principales problemas del déficit de crecimiento, más allá de la falta de desarrollo. La mayoría de esos niños acaban teniendo problemas de autoestima. «Cuando iba al colegio o hacía mi vida normal, siempre era el más chiquito de todos y con mucha diferencia de los demás», recuerda Messi. A partir de ahí desarrolló un carácter introvertido que comparte con otros niños con el mismo problema.
El déficit de la hormona del crecimiento puede acarrear riesgos cardiovasculares a medio y largo plazo. Según las últimas investigaciones, este trastorno puede generar un aumento de grasa en los órganos e hipertensión, además de un deterioro del corazón y alteraciones del metabolismo. En España, el tratamiento cuesta entre 5.000 y 6.000 euros al año por paciente, un gasto que cubre la seguridad social previo diagnóstico del endocrino.