Chenoa está a punto de pasar por el altar con su novio, Miguel Encinas, lo que la tiene muy ilusionada.
Sin embargo, algo puede empañar la felicidad de la pareja, y es que el padre de la cantante ha vuelto a la carga.
José Carlos Corradini ha vuelto a denunciar que no recibe por parte de su hija el trato que se merece. La relación entre padre e hija es completamente inexistente y es que ni se hablan ni se ven desde hace tiempo.
Pese a ello, Corradini no duda en reprocharle a la extriunfita la complicada situación económica que atraviesa Buenos Aires, mientras que ella vive sin el menor agobio económico en Madrid.
Además, también le echa en cara que ni se haya molestado en invitarle a su próximo enlace.
"Se que mi hija se casa por la prensa, ni he recibido una invitación ni la esperaba. Pero ya me estoy acostumbrando a este desprecio", se lamenta el argentino.
"Me gustaría poder hablar con ella para darle mi versión, he quedado como el malo sin merecerlo", sostiene.
"Lo único que siento, de verdad, es que sea feliz, que haya encontrado un hombre bueno que la quiera de corazón", dice sobre el novio de Chenoa.
"Mis amigos me dicen que si no me gustaría llevar a mi hija al altar, y yo contestó que soy su padre biológico, pero no el de vida, no la he criado, eso lo ha hecho la pareja de mi exmujer. Y él es quien debe acompañarla al altar. No le quitaría nunca ese lugar", remarca.
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José Carlos insiste en que está pasando por un muy mal momento. "Me ha quedado una pensión de sesenta dólares, hay días que no tengo ni para comer, miro al milímetro los gastos de electricidad y de agua", confiesa.
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Además, es consciente de que Chenoa está al tanto de esta delicada situación, pero no le interesa ayudarle.
"Seguro que sí, pero le da completamente igual", sostiene. "Con que me ayudara con cien dólares al mes sería suficiente. Con tan poco, me ayudaría a tener una vida más digna".
"Esa cantidad es irrisoria para alguien como mi hija. Pero ni se le pasa por la cabeza. Si no he podido ser, por culpa de las circunstancias, el padre presente en su vida, es porque su madre se la llevó a España cuando era una niña", explica dolido.
"Y aunque debería habérmela traído una vez al año, según la ley, no lo hizo. Yo accedí a que se fueran de Argentina, no fui un padre egoísta".
Pese a que la extriunfita no quiere saber nada de su padre, parece que sus hermanos sí que se preocupan e incluso le ayudan en lo que pueden.
"Uno de ellos, que vive en España, me manda veinte euros al mes, y otro que reside aquí me trae comida de vez en cuando. Mi jubilación es tan escasa que paso todo tipo de carencias".
"He cumplido 68 años y ya es tarde para esas cosas. Quiero morir en mi país, con la cara muy golpeada por los vaivenes de la vida, pero con la cabeza muy alta. Y mi conciencia y mi alma en paz", asegura.
A pesar del dolor que le provoca la actitud que muestra su hija, Corradini deja claro que no le guarda rencor.
"La quiero, es sangre de mi sangre y no le deseo ningún mal. Pero ella prefiere no ver mi situación para no comprometerse. Lo mínimo que podría hacer es llamarme para que le cuente mi verdad. Y que saque sus conclusiones".