Durante muchos años Chechu se convirtió en uno de los niños más populares de España. Aarón Guerrero encarnaba a un pequeño revoltoso que todas las semanas entraba en los hogares de millones de espectadores. En aquella época, Médico de familia era una de las series más exitosas del momento.
Aquel joven ha sufrido un cambio brutal, dejando la interpretación para dedicarse al mundo de los negocios. Se puede decir que ha dado un gran estirón. En la actualidad regenta siete establecimientos en Madrid y confía en ampliar esta cifra.
Recuerda cómo surgió el papel de Chechu que le catapultó a la fama. "Mis padres regentaban una tienda de ropa y un buen día llegó una clienta que tenía una agencia de actores", cuenta a El Mundo. Él apenas tenía 7 años y le "apuntaron casi como una broma":
En el casting consiguió desmarcarse del resto de candidatos. Otros 700 niños trataron de conseguir el puesto de Chechu, pero parecía reservado para Aarón Guerrero. Durante cinco años se convirtió en el hijo de Emilio Aragón, el doctor Martín en Médico de Familia.
Cuenta que fue un afortunado por no coincidirle con la "edad del pavo, porque se me podía haber pirado la cabeza". Admite que vivió la popularidad como algo "natural", pero alguna sorpresa se llevó en algún pueblo pequeño. "Se corría la voz de que estaba allí y al cabo de dos horas se podían juntar mil personas en la plaza mayor", recuerda.
Tras Médico de Familia también intervino en Ana y los 7, pero ahí decidió retirarse de la televisión. Hace diez años optó por iniciarse en el mundo de la hostelería. Lo hizo en una época marcada por la crisis y la incertidumbre económica.
Junto con su amigo Luis Torremocha decidió montar el restaurante Alta Costura. Se puede decir que entró con buen pie en el sector empresarial. Con el tiempo ha creado junto con su hermano el grupo de hostelería Mimosa, que aglutina siete locales en Madrid.
Es el dueño de establecimientos como La Malaje, La tía Feli o El Bacaro. Pero en su mente quiere mucho más, no se conforma con lo que tiene.
Cuenta que se adentró en la hostelería porque "venía del mundo de la noche, de las relaciones públicas de los grandes clubes". A ello se le une su punto "cocinillas". "Me ha gustado meter el hocico en los restaurantes y en la elaboración de las cartas", apunta.
Chechu y sus planes de futuro
El popular Chechu cuenta que no se le dan nada mal los fogones. Ahora se está "intentando especializar en arroces alicantinos, esos con la capa finita". Pero eso sí, solo en casa y con los amigos.
Parece que no se le resiste nada. Ni el paso de la pandemia le ha dejado secuelas en sus locales.
"Los hosteleros hemos sufrido, pero en Madrid, al menos, nos han dejado trabajar". Asegura que en la actualidad se encuentran en un "momento muy dulce porque la situación remite".
Sospecha, además, que el conflicto de Cataluña le viene bien a la capital, que "no tiene competencia y sale reforzada".
Lejos queda ya su etapa en la televisión y en el mundo de la interpretación. También forma parte del pasado la noche, donde manejaba los hilos de algunas de las mejores salas de la capital. Añade que "fue el más fiestero mientras pude".
Ahora ya es un padre de familia, con un niño de tres años y casado con su chica desde el pasado verano. Descarta el regreso a la pequeña pantalla, salvo alguna incursión en Pasapalabra.
Del Chechu de Médico de Familia ya queda poco. El recuerdo y un grupo de WhatsApp con sus antiguos compañeros. Aprovechan el chat para cotillear y ponerse al día sobre sus vidas.