Desde que Rocío Carrasco volviese a nuestras vidas con una docuserie que impactaba a toda la sociedad, la hija de 'la más grande' se deja ver pletórica, sonriente y relajada. Una Rocío que ha perdido el miedo y se presenta como una mujer renovada tras haber confesado su verdad.
"Estoy bien, estoy tranquila y tengo ganas", asegura acerca de esta nueva etapa y la grabación de la segunda parte de su documental. Algo que tiene a los Mohedano de los nervios, ya que serán ellos los protagonistas absolutos de esta cinta que promete sacar a relucir sus trapos sucios.
Lo cierto es que Rocío ha dado un giro radical en solo dos años, no solo físicamente, sino también de actitud. Antes podíamos verla vestir de negro a conjunto de su estado de ánimo, apagado y lleno de dolor.
Una mujer que se sentía juzgada y que llevaba consigo la etiqueta de 'mala madre'. Sin embargo, ahora la mujer de Fidel Albiac se atreve a lucir colores vivos, alegres, acordes a su renacimiento y paz que va recuperando poco a poco.
Y es curioso pensar que ella no se atrevía a lucir esos colores antes, cuando ahora viste de verde, tal y como pudimos apreciar en su última aparición pública.
"El verde es el color que más nos atrae mirar, que más nos relaja. Ella puede ponérselo porque se encuentra estable".
Su pelo también va evolucionando, ya que tampoco se atrevía a lucirlo tan delimitado. A pesar de llevar parte de la cabeza rapada en un look que tramite cierta rebeldía, Carrasco solía taparlo y dejar a su abundante melena tomar el control.
Actualmente, parece no tener miedo a marcar la clara diferencia entre un lado más corto y marcado y otro con la melena suelta.
Los grandes cambios experimentados por Rocío Carrasco desde la emisión de la docuserie
Además, en las entrevistas que concedía era más que evidente su tristeza y el duro momento que estaba atravesando. "Sus ojos caen hacia abajo a pesar de estar sonriendo, la sonrisa no le llega a los ojos. Hay un signo de tristeza muy evidente en su rostro".
Ahora, por por el contrario, toda su expresión ha cambiado y parece estar queriendo llamar la atención. "Sus ojos dicen 'contadme, contadme', quiero estar dentro de la sociedad, no apartada".
Si bien contar su vida le ha quitado una gran carga emocional, no la ha curado. "La expresividad del cuerpo sigue siendo tendenciosa hacia el pesimismo, con cerradura. Los hombros un poco hacia delante, esos son los miedos.
También mantiene un caminar liviano, ligero, como si no quisiese llamar demasiado la atención y pasar desapercibida.
Otro aspecto muy importante es la relación que mantiene Rociíto con la prensa y los medios de comunicación.
Hace unos años estaba claro que su actitud era más de 'dejadme en paz', hablando más bajo y sin mirar directamente a las cámaras. En cambio, ahora alza la voz y tiene menos miedo a exponerse y contestar. Una mujer empoderada que no existía hace dos años.
La cuenta atrás para otro momento muy importante en su vida ha comenzado, y es que esta misma semana empezarán las grabaciones de En el nombre de Rocío.
A pesar de lo mucho que se ha especulado sobre el tema y las dificultades que se han tenido, Carrasco se ha mantenido firme.
Mientras tanto, los Mohedano intentan hacer todo lo posible por evitar que sus secretos salgan a la luz, viendo las demandas que han interpuesto Ortega Cano y su hija.
El torero no querría bajo ningún concepto que su imagen saliese dañada y mucho menos que Rocío destapase unos supuestos escritos de su madre. Eso, aparte de unos documentos que no dejan en muy buen lugar a sus familiares.